“El riesgo de que las emisiones se disparen a mayores niveles que los prepandémicos es muy alto, en especial porque lo hemos hecho en el pasado”, aseguró Corinne Le Quéré, maestra de la Universidad de East Anglia.
A inicios de 2020, cuando la pandemia de COVID-19, comenzó a propagarse por todo el mundo y las grandes ciudades y poblados entraron en periodos de aislamiento, fue posible ver la vida natural resurgir. En ciudades de España, Chile, Italia y hasta en las costas mexicanas hubo avistamientos de decenas de animales y en otras localidades como China los niveles de contaminación bajaron drásticamente.
La ausencia de humanos al exterior no sólo hizo posible que animales salvajes como pumas, jabalíes y ballenas visitaran ciudades y costas, también eliminó tránsito, de vehículos y de aviones, y frenó la producción y gases contaminantes de decenas de fábricas.
“Ninguna guerra, ninguna recesión, ninguna otra pandemia, ha tenido un impacto tan dramático en las emisiones de CO2 durante el último siglo como el que ha logrado el COVID-19 en pocos meses”, comentó Matt McGrath, encargado y corresponsal de medio ambiente de la BBC.
Sin embargo, de acuerdo con investigadores los avances que ha habido desde que inició la pandemia y la descontaminación que ha surgido, podrían venirse abajo con la reactivación del mundo y la contaminación mundial no sólo podría regresar, sino que el daño ambiental podría ser el doble.
Emisiones de carbono, históricas y decisivas para el planeta
Según investigadores la caída en el flujo de aviones y automóviles, así como la paralización de las industrias han ocasionado que las emisiones de carbono (CO2), disminuyen drásticamente. A inicios de abril se registró una disminución de 17% en las emisiones de carbono, comparadas a las de abril de 2019.
“El riesgo de que las emisiones se disparen a mayores niveles que los prepandémicos es muy alto, en especial porque lo hemos hecho en el pasado”, aseguró Corinne Le Quéré, maestra de Ciencias de Cambio Climático de la Universidad de East Anglia en Gran Bretaña y explicó que durante la crisis financiera de 2007 y 2008 las emisiones se redujeron, pero tuvieron un gran repunte.
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Por ejemplo, en China, el país donde surgió el COVID-19, durante un tiempo se pudo notar una gran mejoría en la calidad del aire, pues ese país estuvo en un aislamiento estricto durante finales de 2012 e inicios de 2020, pero en marzo de 2020 esos avances se perdieron, pues en un intento por recuperar el tiempo perdido, decenas de fábricas trabajaron sin parar. La contaminación en China volvió a la normalidad y en algunas zonas los niveles de contaminación fueron mayores a los que había antes de la pandemia.
Además, según los expertos las industrias de combustibles fósiles, las de plásticos, las aerolíneas y las de automóviles, están tratando de sacar ventaja de lo que sucede en el mundo, aumentando producciones o servicios a cualquier costo, sin tomar en cuenta las afectaciones ambientales.
Plásticos, aumento de producción con la pandemia
La producción de plásticos se ha disparado con la pandemia, pues la mayoría de los artículos de protección médica y el instrumental son fabricados de diversos materiales plásticos. Cubrebocas, guantes, trajes de protección, gogles, mascarillas, bolsas plásticas para desechos médicos, son muchos de los instrumentos que se han utilizado en los centros médicos.
Investigadores estiman que con la pandemia los residuos hospitalarios se han multiplicado hasta por cuatro desde que inició la crisis sanitaria y se estiman más de 185 toneladas por mes. Muchos de los instrumentos de protección que se utilizan tienen un tiempo de degradación mayor a 10 años, lo que indica que por años el mundo estaría repleto de desechos médicos.
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