Cientos de miles de personas se verían afectadas en los próximos meses por niveles catastróficos de inseguridad alimentaria, lo que está siendo generado principalmente por la violencia y el conflicto, advirtió un nuevo informe conjunto de dos agencias especializadas de la ONU.
El estudio del Programa Mundial de Alimentos (PMA) y la Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO) sostuvo que sin una acción humanitaria inmediata y concertada para superar las enormes limitaciones de acceso y resolver los conflictos en curso, “es probable que haya más hambruna y muertes” en los cinco puntos más críticos de hambre en la actualidad: Haití, Mali, los territorios palestinos ocupados y Sudán del Sur.
“Es urgente actuar para salvar vidas y medios de subsistencia, y prevenir la hambruna y la muerte en zonas críticas donde el hambre aguda podría empeorar entre noviembre de 2024 y mayo de 2025”, alertó la publicación.
Los organismos prevén un aumento en magnitud y gravedad de la inseguridad alimentaria en 22 países y territorios.
El documento explica que la propagación de los conflictos, especialmente en Medio Oriente, los eventos climáticos extremos y la pobreza dejan a millones de personas al borde del abismo.
El reporte destaca específicamente las consecuencias regionales de la guerra en Gaza, que ha sumido a Líbano en un conflicto.
También considera que el fenómeno meteorológico de La Niña podría afectar el clima hasta marzo de 2025, amenazando los frágiles sistemas alimentarios en regiones que ya son vulnerables.
La Niña podría alterar los patrones de lluvia “en numerosos puntos críticos de hambre” y aumentaría el riesgo de inundaciones en Nigeria, Sudán del Sur y otros países del África meridional. Del mismo modo, podría generar sequías en Etiopía, Kenia y Somalia, con los consecuentes perjuicios en los sistemas agrícolas.
Las agencias de la ONU llamaron la atención sobre la hambruna en el campamento de Zamzam en el norte de Darfur y el riesgo de hambruna en otras zonas de Sudán, el riesgo persistente de hambruna en Palestina -sobre todo en la Franja de Gaza tras más de un año de guerra-, y los niveles catastróficos de hambre crónica en Haití, Malí y Sudán del Sur.
El director general de la FAO, Qu Dongyu, subrayó el carácter imperativo de lograr un alto el fuego en Gaza. “Si queremos salvar vidas y prevenir el hambre aguda y la malnutrición, necesitamos urgentemente un alto al fuego humanitario”, dijo.
Recalcó la necesidad de que los palestinos tengan acceso a víveres altamente nutritivos y de que se les permita comenzar de nuevo la producción local de alimentos.
De igual manera, la directora ejecutiva del PMA, Cindi McCain, señaló que en el mundo entero los conflictos se están intensificando, la inestabilidad económica va en aumento y los desastres climáticos se están convirtiendo en la nueva norma.
“Con un apoyo político y financiero más eficaz, los trabajadores humanitarios pueden y seguirán aplicando soluciones probadas y escalables para abordar el hambre y reducir las necesidades a largo plazo”, declaró.
En este sentido, McCain consideró que es hora de que los líderes mundiales den un paso adelante y trabajen con los organismos humanitarios para llegar a los millones de personas en riesgo de inanición, ofreciendo soluciones diplomáticas a los conflictos, usando su influencia para permitir que los trabajadores humanitarios operen de manera segura y movilizando los recursos y asociaciones necesarias para detener el hambre mundial de inmediato.
Las agencias recalcaron que es esencial adoptar medidas tempranas y específicas para evitar que la crisis se acentúe aún más y para prevenir una mortalidad masiva relacionada con el hambre.
La FAO y el PMA instaron a los líderes mundiales a priorizar la resolución de conflictos, el apoyo económico y las medidas de adaptación al cambio climático para proteger a las poblaciones más vulnerables del borde de la hambruna.
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