El trastorno por videojuegos podría ser considerada como una enfermedad mental de acuerdo a lo que se señala en el borrador de la Decimoprimera Revisión de la Clasificación Internacional de Enfermedades (ICD-11) que la Organización Mundial de la Salud (OMS) concluirá este año y cuyo adelanto de la misma fue publicado en su página oficial de internet.
En el apartado 6D11 Trastorno del juego, se define que “el desorden de juego se caracteriza por un patrón de comportamiento de juego persistente o recurrente (“juego digital” o “videojuego”), que puede estar en línea (es decir, a través de Internet) o fuera de línea”.
Agrega que “el patrón de comportamiento es de suficiente gravedad como para causar un deterioro significativo en las áreas de funcionamiento personal, familiar, social, educativo, ocupacional u otras áreas importantes. El patrón de comportamiento del juego puede ser continuo o episódico y recurrente”.
Esta definición puede sufrir modificaciones todavía ya que lo que se ha dado a conocer apenas es el borrador y aún está por concluirse el texto definitivo el cual se espera esté listo a finales de 2018.
De acuerdo la Akadémiai Kiadó Zrt, organismo de apoyo a la ciencia húngara que se encarga de publicar los nuevos descubrimientos en varias áreas de la ciencia, para apoyar efectivamente el intercambio de información entre científicos a nivel global, y para hacer de los resultados científicos una propiedad pública para todos los que buscan conocimiento valioso y confiable, en un artículo publicado el año pasado después de trascender la intensión de considerar como trastorno a los videojuegos criticó esta propuesta.
“Las preocupaciones sobre los comportamientos de juego problemáticos merecen toda nuestra atención”, decían, pero sin embargo “no está nada claro que estos problemas puedan o deberían atribuirse a un nuevo trastorno”. A partir de ahí, señalaban sus dudas sobre la calidad de la base de investigación y la falta de consenso sobre los síntomas a tener en cuenta. Por ello, creían que esta idea “tiene repercusiones negativas en materia médica, científica, de salud pública y social” por el pánico moral que puede provocar o la “aplicación prematura del diagnóstico en la comunidad médica y el tratamiento de casos falsos positivos abundantes, especialmente para niños y adolescentes”. Por todo ello, concluían que la clasificación “debe eliminarse para evitar el desperdicio de recursos de salud pública y para evitar causar daños a los videojugadores sanos de todo el mundo”.
Con información de El País
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