“El Papa siente que este pueblo es capaz de cualquier milagro y me toca a mí hacer mi parte”, afirmó el neo cardenal salvadoreño Monseñor Gregorio Rosa Chávez, de regreso a su país, tras haber participado en el Consistorio Público donde fue creado Cardenal por el Papa, en el Vaticano, informó la agencia AP.
Recibido por una multitud de feligreses en el Aeropuerto Internacional Oscar Arnulfo Romero, el Cardenal Rosa Chávez, mencionó que trae un mensaje de esperanza, gozo y paz del Santo Padre, además expresó su alegría por haber vuelto a su patria. Mencionó que cuando abrazó al Papa durante el Consistorio, pensaba en su gente, en el alma salvadoreña y en su sufrimiento.
A lo largo de los 34 kilómetros que distan del Aeropuerto y hasta la capital San Salvador, principalmente jóvenes le esperaban en la carretera, por lo que en varias ocasiones el Cardenal detuvo su recorrido para saludarles y decirles que el país puede cambiar si todos se lo proponen.
El también Obispo Auxiliar de San Salvador, se dirigió a la Catedral, donde visitó la cripta del Beato Oscar Arnulfo Romero y ofició la Santa Misa en la Parroquia de San Francisco, de la que es párroco hace ya dos décadas.
A los fieles ahí reunidos les contó un “cuento de hadas” como él mismo describió su experiencia en Roma, dijo que sabía que no era él quien debía estar ahí pero lo hacía a nombre del Beato Romero, y les mencionó que al ser creado cardenal, el Papa le dijo algo en secreto, que no les puede decir porque es “secreto pontificio” pero que el Santo Padre está contento. Lo que sí compartió con la gente es que el vuelo que lo llevó a El Salvador hizo una escala en México, que aprovechó para hacer una visita a la Virgen de Guadalupe.
El Papa ha creado cardenales durante cuatro años consecutivos, de 2014 a 2017, eligiendo cardenales de todo el mundo, para reflejar la catolicidad de la Iglesia, y dando sorpresas importantes como la desiganción de Alberto Suárez Inda, Arzobispo de Morelia, cuando por su edad ya había presentado su renuncia canónica o la de unir al Colegio cardenalicio, al sacerdote Ernest Simoni, de Albania, quien durante el régimen comunista fue duramente torturado.
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