El 4 de junio se conmemora el Día Internacional de los niños inocentes víctimas de agresión, una jornada para reconocer el dolor que sufren los infantes de todo el mundo, víctimas de maltratos físicos, mentales y emocionales.
La infancia y la adolescencia son etapas fundamentales para el desarrollo físico, biológico y social del ser humano; son la base de lo que se aspira a ser en la edad adulta. De ahí surge la importancia de asegurar un pleno ejercicio de los derechos de niños y adolescentes.
Lamentablemente, en el mundo la situación no es así. Existen grandes brechas de desigualdad en todos los sectores de la población. Los que no la deben ni la temen son los niños.
Una de las situaciones que más alarman por la crueldad de los hechos son las zonas de conflicto, pareciese que los pequeños no tienen derechos: escuelas han cerrado, familias tiene que dejar sus hogares y en algunas ocasiones son separados; viven en situación de pobreza lo que conlleva a la desnutrición; son secuestrados por las fuerzas armadas para usarlos con fines de esclavitud, explotación sexual, adiestramiento para combatir e inclusive, los niños son usados para ataques suicidas.
Según datos del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) existen más de 230 millones de niños (1 de cada 10) que viven en zonas afectadas por conflictos armados.
Son seis países los que concentran el mayor sufrimiento de infantes debido al ambiente de violencia en el que se encuentran inmersos: Siria, Yemen, República Centroafricana, Sudán del Sur y Nigeria.
El 19 de agosto de 1982, durante un periodo extraordinario de sesiones de emergencia por la situación de Palestina, la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas decidió conmemorar el 4 de junio como el Día Internacional de los niños víctimas inocentes de agresión, lo anterior debido al gran número de niños palestinos y libaneses que habían sido víctimas inocentes de los actos de agresión de Israel.
Violencia en México
El Informe Anual 2017 Unicef México apunta que, independientemente de la naturaleza o la gravedad del acto, todas las formas de violencia que viven niños, niñas y adolescentes son perjudiciales, lo que hace necesario prevenirla y atender sus consecuencias cuando ocurre.
La violencia contra los niños incluye el abuso y maltrato físico y mental, el abandono o el tratamiento negligente, la explotación y el abuso sexual. Las agresiones pueden ocurrir en cualquiera de los lugares de desarrollo de los pequeños, incluido el hogar.
Y es que, a pesar de que México no es considerado una zona de conflicto armado, tal como sucede con los países de Medio Oriente, la situación para los niños no es mejor, ya que cualquier perturbación que sufren en la etapa de desarrollo, repercute en un futuro si no es atendida correctamente.
De acuerdo con cifras del Informe Anual 2017 Unicef México la escuela y la vía pública son los entornos donde suceden 8 de cada 10 agresiones contra niños y adolescentes de 10 a 17 años; el tercer lugar donde están expuestos a la violencia, es el hogar.
En ese sentido, 1 de cada 10 ha sufrido agresión de algún tipo en su propia casa.
Las condiciones de inseguridad en nuestro país también han afectado a los más indefensos, alrededor del 18% de las personas desaparecidas en el país tenían entre 1 y 17 años; de esa cifra, 80% eran adolescentes de entre 12 y 17 años. La mayoría correspondía a niñas y mujeres adolescentes.
Además, en el periodo de 2011 y 2016, en promedio al día fueron asesinados 3 niños, niñas o adolescentes. Ocho de cada 10 eran varones.
Según la organización no gubernamental internacional Save the children señala que México ocupa uno de los primeros lugares a nivel mundial en abuso sexual, violencia física y homicidios contra menores de 14 años.
También indica que hay 3.6 millones de niños trabajadores, de los cuales, 30% trabaja más de 35 horas a la semana.
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