Con un cambio en el Esquema de Interrupción del Embarazo y la Terminación de la Vida del Recién Nacido, Países Bajos pretende permitir la muerte asistida a niños menores de 12 años. Hoy, la nación ya acepta la muerte para adolescentes a partir de los 12 años y para bebés, y fue el primero en el mundo en admitir la eutanasia general.
“Si el niño no puede pedirlo, el padre podrá hacerlo consultando con el médico”, explicó Axel Dees, vocero del ministerio de Salud de Países Bajos, respecto al procedimiento y recalcó que autoridades decidieron que niños desde un año hasta los 12 con alguna enfermedad puedan acceder a la muerte asistida.
Cada año habrá un número específico de menores que podrán tomar esta decisión, ya que se planea que entre cinco a 10 niños opten por morir. “Para quienes las opciones de cuidados paliativos no son suficientes para calmar sus sufrimientos”, explicó el ministro de Salud, Ernst Kuipers, acerca de quienes entrarán en los grupos.
“Me alegro de que después de una consulta intensiva con todos los involucrados, hayamos llegado a una solución que ayudará a estos niños con enfermedades incurables, a sus padres y también a sus médicos”, comentó Ernst Kuipers y aseveró que es un tema particularmente complejo, pues involucra temas bastante angustiosos.
Eutanasia, atentado contra la vida por parte de paciente y médico
Al respecto, el Cardenal Willem Jacobus Eijk, quien es Arzobispo de Utrecht, ha criticado en múltiples ocasiones las prácticas del país, como cuando en 2020 se aprobó la eutanasia también para quienes sufren de demencia y ha señalado que en cuanto se aprobó la eutanasia general en el año 2000, la lucha por la vida se ha olvidado.
El cardenal, quien estudió medicina y es experto en bioética, indicó que la diferencia entre eutanasia voluntaria y suicidio asistido es que en el suicidio el paciente toma medicamentos que se le recetaron con el fin de acabar con su vida; mientras que la eutanasia es cuando el médico da medicamentos al paciente para su muerte, solicitados por el paciente.
En ambos casos, la responsabilidad de ambos es la misma, “la responsabilidad del paciente es igualmente grave tanto en el suicidio asistido como en la eutanasia voluntaria, porque ha tomado la iniciativa de terminar con su vida, y esto es lo mismo si pone fin a su vida o si un médico lo hace” y en ese proceso el médico viola el valor a la vida.
Jacobus Eijk ha reprobado y lamentado que durante el último medio siglo, “el valor esencial de la vida de un ser humano” se haya debilitado al igual que el respeto, con la idea de que la persona deje de sufrir. El Cardenal subrayó que, así como no se puede aceptar que un hombre sea esclavo aunque lo pida, tampoco se puede acabar con la vida de una persona aunque lo pida.
“Suprimir a un enfermo que pide la eutanasia no significa en absoluto reconocer su autonomía y apreciarla, sino al contrario, significa desconocer el valor de su libertad, fuertemente condicionada por la enfermedad y el dolor”, comentó el Cardenal y subrayó que al aplicar la eutanasia se le niega a la persona, cualquier relación humana, sentido de existencia y crecimiento.
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