El pueblo alemán salió a los balcones para aplaudir seis minutos consecutivos a Angela Merkel, quien este año no se presentará a las elecciones y dejará el cargo como canciller que ocupó durante 16 años.
Alemania es un país líder a nivel global en lo económico, lo social y lo político. Sus decisiones son vitales para Europa y su influencia es fundamental para el resto del mundo. Ocupar este sitio entre las naciones de manera continua depende de un gobierno eficiente, firme y fuerte que sólo puede serlo cuando alguien con estas mismas características lo encabeza, como lo ha hecho Angela Merkel.
En 2005, Angela Merkel se convirtió en la primera mujer jefa de gobierno en la historia del país germano, desde que en la edad media lo hiciera la emperatriz Teófano Skleraina (considerada una de las soberanas más influyentes de la época); además, es la primera persona de la antigua República Democrática Alemana en acceder a la cancillería después de la unificación.
Tras 18 años al frente del partido de la Unión Cristianodemócrata (CDU) y 16 como canciller, su influencia ha trascendido a todo el mundo, de manera particular en Europa, donde su aportación ha sido fundamental para mantener unido al continente.
Los retos para Merkel no han sido pocos y sus planes y estrategias para resolverlos no siempre han sido populares, pero casi siempre han sido efectivos. Entre estos casos se puede señalar el de la crisis económica mundial que comenzó en 2008 que para buscar sortear impulsó una serie de ayudas económicas para los socios europeos, la cual exigía a los países que se acogieran a las mismas el compromiso de adoptar fuertes medidas de austeridad, lo que no gustó a varios de los países de la región más afectados por la crisis como Grecia, Portugal, España e Italia, pero que logró la aprobación de sus compatriotas.
Otro de los momentos importantes en los que su decisión significó un parteaguas fue cuando en 2015 surgió una gran ola migratoria en donde más de un millón de inmigrantes, provenientes principalmente de Siria, buscaron refugio en los países europeos.
Frente a este drama, Merkel tomó la decisión de abrirles las puertas a quienes huían de la guerra. Así Alemania se convirtió en el país europeo que recibió a más refugiados, según datos de Eurostat la nación germana recibió 476 mil solicitudes de asilo, el 36.6 por ciento de un total de 1.3 millones.
El COVID-19 es otra de las grandes crisis que le ha tocado enfrentar a la canciller alemana, quien gracias a su formación científica ha entendido la gravedad de la pandemia y sin populismos lo ha sabido transmitir a la población de su país, además de tomar medidas que han ayudado a prevenir los daños ocasionados por la pandemia, lo que le ha valido alcanzar gran popularidad entre sus conciudadanos, quienes la respaldan y están abiertos a sus mensajes para cuidarse.
Pacífica, pero no pasiva
El 17 de julio de 1954 Angela Dorothea nació en la ciudad de Hamburgo, su padre, Horst Kasner, fue pastor luterano y su madre, Herlind Jentzsch, profesora de latín e inglés, y es la mayor de dos hermanos.
Después de que su padre fuera nombrado pastor en una iglesia Quitzow, en la República Democrática Alemana, la familia se mudó a la ciudad de Templin, ubicada a 80 kilómetros al norte de Berlín, donde vivió la mayor parte de su niñez y juventud.
Angela estudió física en la Universidad de Leipzig entre 1973 y 1978, en la que se doctoró en 1986 con una tesis sobre física cuántica titulada “Influencia de la correlación espacial de la velocidad de reacción bimolecular de reacciones elementales en los medios densos”, por la que obtuvo una calificación de “sobresaliente”.
En 1977, se casó con el físico Ulrich Merkel, de quien tomó su apellido, que no sólo mantuvo tras el divorcio en 1982, sino tras haberse casado en segundas nupcias en 1998 con Joachim Sauer, catedrático de química en Berlín.
La carrera política de Merkel inició después de la caída del Muro de Berlín en 1989 cuando se unió al nuevo partido Demokratischer Aufbruch, y tras las primeras elecciones democráticas en la República Democrática Alemana se convirtió en la viceportavoz del nuevo gobierno de Lothar de Maizière. Más adelante participó en las primeras elecciones tras la reunificación alemana.
En el gobierno de Helmut Kohl asumió cargos que la fueron posicionando políticamente. En 1988, tras un escándalo de financiamiento ilegal de la Unión Demócrata Cristiana que comprometía al entonces líder de ese partido que fue destituido, Merkel asumió la presidencia del mismo.
Humilde, pero extraordinaria
Durante los 18 años que ha estado al frente de su partido y los 16 como canciller, no se suscitaron escándalos por corrupción ni se registraron transgresiones en su contra.
Vive en el mismo departamento en el que habitaba antes de ser elegida canciller y ha revelado que entre su marido y ella se reparten las labores de su casa y sobre quién lava la ropa, Merkel aseguró que ella la arregla y su esposo es quien opera la lavadora, generalmente de noche, porque hay electricidad y no hay presión, y lo más importante es tener en cuenta los vecinos, las molestias, y la pared que separa nuestro apartamento de los vecinos es gruesa.
Alguna vez en una conferencia de prensa una periodista le dijo: notamos que su traje se repite, ¿no tiene otro?, a lo que ella respondió: soy una empleada del gobierno y no una modelo.
Como cualquier ciudadano medio, suele ir al supermercado a hacer sus compras, algo que no es visto en un jefe de Estado.
Angela Merkel no tiene hijos y cuando vacaciona, lo hace con su marido en una cabaña de El Tirol alpino.
Digna despedida
Cuatro periodos consecutivos, de cuatro años cada uno, son los que Merkel ha gobernado Alemania, y dado que la ley germana no limita los periodos para participar en las elecciones y competir por la cancillería, podría seguir haciéndolo; sin embargo, ella misma decidió no participar en los próximos comicios que se celebrarán el 26 de septiembre, asegurando que tras largas reflexiones y consciente de que “no había nacido canciller” decidió dejar algunos cargos, los cuales aseguró, “siempre quise llevar con dignidad y dejar con dignidad”.
El 22 de enero el partido Unión Cristianodemócrata ratificó a Armin Laschet como líder nacional, posicionándolo como posible candidato a la presidencia en las elecciones que se celebrarán el 26 de septiembre de este año. Este evento marcó la despedida de Merkel que vive los últimos meses de su cancillería.
Al término de la reunión partidista, los alemanes salieron a los balcones de sus casas desde donde aplaudieron espontáneamente durante seis minutos continuos rindiendo así un reconocimiento a quien dirigió de forma extraordinaria el gobierno germano durante 16 años. Este fue un tributo inédito que el pueblo dio a quien hoy ha sido su mejor canciller y que es ejemplo de gobernante y extraordinaria mujer.
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