A la era imperial de Akihito se le conoce como “Hisei” o “del logro de la paz.”
Por primera vez en 200 años un emperador japonés abdicó del Trono del Crisantemo. El emperador Akihito dejó este 30 de abril el trono de Japón que asumió en el año 1989 tras la muerte de su padre Hiroito, quien llevó a su patria a formar parte de las potencias del Eje en la Segunda Guerra Mundial.
El legado que dejará Akihito para Japón y para el mundo será muy diferente, su pacifismo y su cercanía con el pueblo ha sido inusitada. Si bien antes del fin de la guerra se le consideraba al emperador como un dios, Akihito ha consolado personalmente al pueblo tras graves desatres naturales y aparecido ante las cámara de televisión para emitir un mensaje.
La Constitución nipona que establece un abierto pacifismo lo encarnó claramente el emperador quien ha tendido lazos de amistad con los países de la zona, China, Corea e Indonesia; con quienes se había enfrentado su nación a causa de la Guerra.
Además es una forma de conducirse que atesora ya que ante los pasos que el primer ministro Shinzo Abe que quiere “liberar” a Japón de su constitución pacifista y modificar “la política de la disculpa”, el emperador ha subrayado el profundo arrepentimiento por las acciones de su país en la conflagración mundial y manifestó su deseo de que lo ocurrido nunca más se repita. De hecho la era imperial del Akihito se le conoce como “Hisei” o “del logro de la paz.”
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No obstante no todo fue paz durante su periodo porque los elevados estándares económicos de los que gozaba Japón en los años 80 descendieron drasticamente y los golpes de la naturaleza han aún más fuertes, como el terremoto y tsunami de 2017 que arremetieron contra la central nuclear de Fukushima, generando un desastre también a nivel ecológico.
Los trágicos hechos ocurridos en Fukushima lo llevaron a arrodillarse juntos a las personas damnificadas y manifestar una cercanía especial siendo el primer emperador en dar un mensaje frente a las cámaras de televisión.
La abdicación, no ha sido un proceso sencillo ya que la propia Constitución prohibía al emperador dimitir de su cargo y los burócratas más recalcitrantes no apoyaban esta forma de terminar con el mandato, que conforme a ley era hasta la muerte.
Desde el año 2016 Akihito externó su deseo de abdicar y recurrió al pueblo, el apoyo de los ciudadanos fue abrumador, lo que que movilizó las cosas para que se hiciera una reforma legal que permitiera jurídicamente su renuncia.
Ahora tres años después es una realidad y se espera que el día de mañana asuma el Trono del Crisantemo, su hijo Naruhito quien está casado con la princesa Masako. Ambos son padres de una joven de 17 años Aiko, y por la legislación nipona por ser mujer está impedida por suceder a su padre, así las cosas actualmente los posibles sucesores de Naruhito serían su hermano Akishino y su sobrino Hisaito.
Con información de BBC News, El País y EuropaPress.
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