Militares y policías dispersaron este miércoles con bombas lacrimógenas una protesta contra el presidente venezolano, Nicolás Maduro. La represión se dio a pesar de que el martes el jefe de la Fuerza Armada y ministro de Defensa había afirmado que no tolerará “atrocidades” de los guardias nacionales en las manifestaciones.
El también ministro de Defensa, Vladimir Padrino López, había advertido el martes: “No quiero ver un guardia más cometiendo una atrocidad en la calle”, en un reconocimiento explícito de los excesos cometidos por militares en las protestas.
La oposición había emplazado a Padrino López a cumplir su palabra y permitir la marcha de este miércoles. Pero el ministro dio marcha atrás y ratificó en Twitter su “solidaridad” con los miembros de la Guardia Nacional Bolivariana “que con tanta dignidad defienden la Patria, siempre fiel a su deber y sereno en el peligro”.
Miles de ciudadanos intentaron llegar al Consejo Nacional Electoral (CNE), en el centro de Caracas, para rechazar la Asamblea Nacional Constituyente convocada por Maduro, pero fueron bloqueados por policías y miembros de la militarizada Guardia Nacional en el oeste y este de la ciudad, con gases y perdigones.
Los manifestantes tenían previsto salir desde varios puntos, pero en el oeste, en zonas como Montalbán o El Paraíso, la militar Guardia Nacional inició la descarga de bombas lacrimógenas cuando apenas se reunían.
Mientras, en el este, los ciudadanos sólo pudieron caminar unos tres kilómetros antes de ser bloqueados.
En otras ciudades, pequeños grupos lograron llegar a las oficinas regionales del poder electoral.
Con información de agencias
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