El Congreso Nacional de Honduras refrendó en su Constitución la defensa de la vida desde el momento de la concepción, además de rechazar la legalización de las uniones de personas del mismo sexo.
Después de escuchar voces a favor y en contra sobre la legalización del aborto, la mayoría de los integrantes del Congreso Nacional de Honduras optaron por refrendar el derecho a la vida plasmado desde 1982 en su Constitución y los legisladores aprobaron por mayoría el proyecto denominado “Escudo contra el aborto en Honduras”, lo que significó un duro revés para la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que condenó esta decisión.
Además, los diputados hondureños también dictaminaron a favor de la prohibición del matrimonio entre personas del mismo sexo, lo que tampoco gustó a la ONU que señaló que esta disposición “contraviene las obligaciones internacionales en materia de derechos humanos”.
El vicepresidente del Congreso Nacional, Mario Alonso Pérez, fue quien presentó el proyecto de ley orientado a impedir la legalización del aborto en el país centroamericano, basándose en el principio fundamental del respeto a la vida y en vista que el Estado es signatario de la Convención Americana de los Derechos Humanos (CADH), donde toda persona tiene derecho a que se respete su vida.
El legislador indicó que este proyecto toma en cuenta la declaración de la Universidad sobre el genoma humano y los derechos humanos que en su artículo 1 señala que “el genoma humano es la base de la unidad fundamental de todos los miembros de la familia humana y del reconocimiento de su dignidad y diversidad intrínsecas. En sentido simbólico, el genoma humano es el patrimonio de la humanidad.
“Al tener una codificación genética, un sistema inmunológico y por encontrarse en una etapa embrionaria, el nasciturus es una persona que debe poseer los mismos derechos como sujeto titular de estos, al igual que todos los seres humanos ya nacidos, esto es el respeto a la vida”.
Por otra parte, Mauricio Oliva Herrera, presidente del Congreso Nacional de Honduras, al reunirse con representantes de la sociedad civil, les expresó que “lejos de sembrar el mal, nuestras acciones se orienten a proteger a los más vulnerables y en este caso puntual no podemos permitir que sigan voces disonantes creyendo que Honduras seguirá los pasos del mal que han seguido otras naciones que han convertido un acto tan infame como quitarle la vida a un feto en algo legal”.
Aseguró que afianzando el diálogo permanente los legisladores tomarían una decisión en lo referente al aborto, pues destacó que no se trataba de imponer sino de escuchar, de dialogar, porque en la multiplicidad de los consejos se encuentra la sabiduría.
“Estoy seguro que estas reflexiones servirán para construir consensos importantes para la preservación del bien jurídico más preciado como lo es la vida humana”, subrayó el líder del Congreso de Honduras.
La verdadera intolerancia
Como reacción a la decisión de los legisladores hondureños, la ONU no solamente manifestó su “preocupación” por la aprobación de la reforma constitucional que impide el aborto y el matrimonio igualitario en Honduras, sino que además pidió al Congreso Nacional reconsiderar esta decisión e inclusive dijo que podía asesorarlos en este tipo de procedimientos.
A pesar de las reuniones que los diputados hondureños realizaron con integrantes de grupos de la sociedad civil, tanto a favor como en contra del aborto así como de las uniones entre personas del mismo sexo, la ONU lo manejó como si hubiese sido una decisión unilateral al señalar a través de un comunicado de prensa en el que exhortó “al Congreso Nacional a reconsiderar la ratificación de dicha reforma y, en el futuro, asegurar la concertación de cualquier proyecto de ley con los grupos directamente afectados, para garantizar su discusión en los tres debates exigidos por la Constitución de la República. Asimismo, reafirma su disponibilidad para brindar asesoría técnica al Congreso Nacional en esta materia”.
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