Jesús destruye todas las tinieblas que amenazan la vida del hombre, “con su mandato en la barca de Pedro, <<Navega mar adentro>>”. Esas tinieblas son la injusticia y la inequidad social, la corrupción de los intereses personales o de grupo, así como el irrespeto a la vida humana que a diario siega de una multitud de inocentes “cuya sangre clama al cielo” o ser insensibles ya al dolor ajeno, mencionó el Santo Padre Francisco en la homilía que presidió este jueves 7 de agosto, en Bogotá, Colombia.
Señaló que podemos estar enredados en intentos fallidos en nuestra sociedad pero también en la Iglesia conoce de intentos fallidos.
No obstante, Pedro en el pasaje del Evangelio supo seguir con decisión a Jesús, para transformarse en un nuevo pescador, pero el mandato de Cristo no se dirige sólo a Pedro sino a todos nosotros, así, en Colombia (y en cualquier lugar donde) estamos llamados a ser una gran red “que congregue a todos en la unidad, trabajando por el cuidado y la defensa de la vida humana particularmente cuando es más frágil y vulnerable: en el seno materno, en la infancia, en la vejez, en las condiciones de discapacidad y en las situaciones de marginación social.”
El Papa indicó que falta hace hacernos señas para ser compañeros de esta empresa que es la patria y pidió que llamemos a todos para que nadie quede al arbitrio de las tempestades, subir a la barca a las familias y “hacer lugar para el bien común”.
El Obispo de Roma recordó que Jesús conocía todas las deficiencias de Pedro y también conoce las nuestras pero aún así “nos invita a ir mar adentro, nos impulsa al riesgo compartido” y enfatizó “no tengan miedo de arriesgar juntos, nos invita a dejar nuestros egoísmos y a seguirlo. A perder miedos que no vienen de Dios, que nos inmovilizan y retardan la urgencia de ser constructores de la paz, promotores de la vida”.
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