Guillermo Tell, en Orange

Guillermo Tell, uno de los espectáculos centrales de “Chorégies d Orange”, festival de música lírica, dirigido desde 2018 por Jean-Louis Grinda y director también de Guillermo Tell.


Provenza


La tranquila ciudad de la Provenza francesa, Orange, se convierte en un punto de reunión multitudinario de diversas turistas de Francia y de varias partes del mundo, amantes de la ópera o curiosos que se dieron cita el pasado 12 de julio a las afueras del Théatre Antique (Teatro Antiguo) para presenciar la Ópera de Rossini, Guillermo Tell, uno de los espectáculos centrales de “Chorégies d Orange”, festival de música lírica, dirigido desde 2018 por Jean-Louis Grinda y director también de Guillermo Tell. Este festival que toma su nombre de griego “choreos”, existe desde 1869 siendo su primera representación hace ya 150 años, la ópera “Joseph” de Mehul.

Al acercarse las nueve de la noche; hora en la que finalmente el sol empieza a emprender la retirada, inicia el acceso al impresionante teatro, patrimonio de la humanidad por la Unesco, cuyo muro de 103 metros de largo y 37 de alto consigue una acústica que impresiona a los cantantes que pisan este escenario.

El público acostumbrado (o que ha sido bien aconsejado) viene preparado con sus cojines para sentarse en las gradas de piedra. Algunos comercios aprovechan para incluir en sus ventas cojines de todo tipo, para los que no lo han traído, e incluso algunas sillitas de madera o de cartón, que pueden colocarse sobre las gradas y que ofrecen un pequeño respaldo que sin duda será una excelente compañía para hacer más placentero el espectáculo.

Con la luna como cómplice y años de historia que sirven como escenario; comienza la Orquesta de Montecarlo bajo la dirección de Gianluca Capuano, la famosísima obertura de Guillermo Tell, y con ello cuatro horas de deleite.

Guillermo Tell, cuyo libreto fue escrito originalmente en francés por Etienne de Jouy y Hyppolyte Bis e inspirada en el drama de Friedrich Schiller, se estrenó en París en agosto de 1829.

Siglo XIII, Suiza está dominada por Austria y sufre bajo el yugo del poder del gobernador austriaco Gessler (Nicolas Courjal). Uno de sus guardias ha ultrajado a la hija del suizo Luethold (Julien Veronese), quien a su vez ha dado muerte al guardia y por lo cual es perseguido. Guillermo Tell (Nicola Alaimo) se decide a ayudarlo para huir. Guillermo Tell es un incitador a la independencia y libertad de Suiza y por su parte Arnaldo de Melchtal (Philippe Kahan) no sabe si seguir a Guillermo en el deber por su patria o a su corazón en su amor por Matilde (Annick Massis) cuyo tutor es el gobernador Gessler.

El gobierno austriaco ha colocado un mástil con un sombrero del gobernador, al que Guillermo Tell niega su reverencia; este hecho sumado a la noticia de que fue Tell quien ayudó a escapar a Luethold, lo hacen merecedor de un castigo desgarrador: disparar una flecha a una manzana colocada en la cabeza de su hijo. El tino de su flecha que conserva la vida de su hijo Jemmy (Jodie Devos) y una flecha más escondida entre su ropa con la cual hubiera querido eliminar a Gessler, le valen la pena de hacerlo prisionero.

Esta ópera que trata de manera conmovedora el tema de la libertad y el amor a la patria ha sido representada muy pocas veces desde su creación hace 190 años, y quizá por ello es una de las favoritas del director Jean-Louis Giranda quien la ha llevado a escena en otros teatros.

Llevada a cabo de una manera clásica y aderezada con momentos de danza que expresan con magistral delicadeza la violencia que implica la dominación de un pueblo y de su gente, resalta de esta puesta la magnífica integración del imponente muro del Teatro Antiguo, a partir de la proyección de escenografías sobre el muro que ayudan al espectador a situarse en un lugar, en una época, en medio de una tormenta, o en las emociones de los personajes.

A pesar de la crítica exigente, esta puesta es sin duda digna de admiración por el cuidado en los detalles, por la dedicación de cada uno de los artistas durante las cuatro horas de representación que llenan con su voz la profundidad de los textos y rinden homenaje al también creador del Barbero de Sevilla, Rossini. El festival cerrará con la presentación de “Don Juan” de Mozart, a principios de agosto.

 

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*Las opiniones vertidas en este artículo son responsabilidad del autor

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