Los países de América Latina y el Caribe deben utilizar sus capacidades para que la atracción de capitales extranjeros sea parte de la política industrial como instrumento de transformación de la estructura productiva.
En un contexto de grave crisis sanitaria, económica y social generada por la pandemia del COVID-19, América Latina y el Caribe recibió 105 mil 480 millones de dólares por concepto de inversión extranjera directa (IED) en 2020, lo que significó 34.7 por ciento menos que en 2019, esto representó además 51 por ciento menos que el récord histórico alcanzado en 2012 y el monto más bajo desde 2010, destacó Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
De acuerdo al estudio “La Inversión Extranjera Directa en América Latina y el Caribe 2021”, elaborado por el organismo regional de las Naciones Unidas, a nivel mundial se destaca que los montos de IED se redujeron 35 por ciento el año pasado, alcanzando aproximadamente un billón de dólares, el valor más bajo desde 2005. América Latina y el Caribe se encuentra en una tendencia decreciente desde 2013, lo que ha dejado en evidencia la relación entre los flujos de IED y los ciclos de precios de las materias primas, principalmente en América del Sur.
La Cepal indicó que el contexto internacional sugiere que los flujos mundiales de IED tendrán una recuperación lenta.
Ante este panorama, Alicia Bárcena dijo que “además de mantener la ayuda de emergencia orientada a los sectores de la población más vulnerables y a las empresas de menor tamaño, los países de la región deben poner en marcha planes estratégicos tanto de reactivación como de transformación de la producción. Los gobiernos y el sector privado deben utilizar sus capacidades para que la política de atracción de capitales extranjeros sea parte de la política industrial como instrumento de transformación de la estructura productiva”.
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— CEPAL (@cepal_onu) August 5, 2021
El análisis menciona que la búsqueda de activos en sectores estratégicos para la reactivación internacional y para los planes públicos de transformación de la estructura productiva (infraestructura, industria de la salud, economía digital) tendrían como destino, en gran medida, Europa, América del Norte y algunos países de Asia, aumentando las asimetrías globales.
Por otro lado, Alicia Bárcena destacó que el estudio muestra que en América Latina y el Caribe los proyectos de IED mostraron una recuperación entre septiembre de 2020 y febrero de 2021; sin embargo, desde ese mes y hasta mayo de 2021 se estaría verificando una nueva caída en el valor de los anuncios. “En este escenario es difícil pensar que las entradas de IED hacia la región tengan un incremento superior al cinco por ciento en 2021”.
Asimismo, Bárcena afirmó que “la IED ha hecho aportes relevantes en América Latina y el Caribe, pero no hay elementos que permitan afirmar que en la última década haya contribuido a cambios significativos en la estructura productiva de la región o que haya servido como catalizador para la transformación del modelo de desarrollo productivo. Hoy el desafío es mayor por las características y la magnitud de la crisis. Necesitamos canalizar la IED hacia actividades que generen mayor productividad, innovación y tecnología”.
Aseguró que la Cepal ha identificado ocho sectores estratégicos para dar un gran impulso para la sostenibilidad en la región: la transición hacia energías renovables; la electromovilidad sostenible en ciudades; la revolución digital inclusiva; la industria manufacturera de la salud; la bioeconomía; la economía del cuidado; la economía circular y el turismo sostenible.
Gran rezago
El informe muestra que solo en cinco países aumentó la IED en 2020: Bahamas y Barbados en el Caribe, Ecuador y Paraguay en América del Sur, y México, el segundo mayor receptor de la región después de Brasil.
De acuerdo a la investigación, los sectores de recursos naturales y manufacturas, con reducciones de -47 y -38 por ciento, respectivamente, fueron los más golpeados el año pasado, mientras que las energías renovables se mantuvieron como el sector de la región que despierta el mayor interés de los inversores extranjeros.
Otro de los datos que destaca el estudio es que los flujos de las empresas transnacionales latinoamericanas (translatinas) también se desplomaron (-73 por ciento), aunque con elevada heterogeneidad: mientras Chile y México mostraron un incremento en los flujos de inversión directa en el exterior, Argentina, Brasil, Colombia y Panamá registraron retrocesos.
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