Además del problema de la hiperinflación, el Producto Interno Bruto se ha contraído a la mitad y el Gobierno de Nicolás Maduro no reconoce las fallas de su administración, sólo acusa a Estados Unidos y a los empresarios de la situación económica, que ha llegado a ser una crisis humanitaria.
Venezuela, el país con las mayores reservas probadas de petróleo, padece una severa crisis económica que se traduce en escasez alimentos básicos y medicinas, así como en una hiperinflación no vista en el mundo en la historia reciente.
La gran preocupación macroeconómica es la hiperinflación fuera de control, en la que los precios aumentan rápidamente al mismo tiempo que la moneda pierde su valor real y la población tiene una evidente reducción de su capacidad de pago de sus bienes y servicios.
Sobre este tema, Alejandro Werner, director del Departamento del Hemisferio Occidental del Fondo Monetario Internacional (FMI), señaló la hiperinflación venezolana es algo que pocas veces se ha visto en la historia reciente. “La situación es similar a la de Alemania en 1923 o Zimbabwe en 2008”.
En este sentido, el FMI proyectó este lunes una inflación anual de hasta un millón por ciento en Venezuela, y señaló que la magnitud de la crisis puede aumentar las consecuencias migratorias para los países vecinos.
Los precios en el país latinoamericano hace tiempo que están descontrolados y el dinero pierde valor a una velocidad trepidante.
En abril, el FMI estimó que Venezuela cerraría el año con una inflación de más del 13 mil por ciento, algo ya desmesurado. Tres meses después, el organismo acaba de revisar esa cantidad a un millón por ciento.
La incertidumbre es máxima y el Fondo no descarta más cambios en la proyección. Pero “la destrucción del sistema de precios ya está hecha”, manifestó Werner, responsable del seguimiento de la evolución económica de América Latina y el Caribe.
Werner explicó que a efectos prácticos, la diferencia entre una inflación de un millón por ciento o un 1.2 millones por ciento ya no se aprecia porque la destrucción del sistema de precios como mecanismo de asignación de recursos ya está hecha.
“Ese número surge de cálculos técnicos generados por nuestro staff”, aunque incluye un grado de incertidumbre “mayor al que puede tener una proyección de algún otro país” con inflación menor, explicó Werner.
El FMI prevé además que el gobierno de Nicolás Maduro siga “registrando grandes déficits fiscales, financiados exclusivamente con la expansión de la base monetaria, lo cual seguirá alimentando la aceleración de la inflación a medida que la demanda de dinero siga desplomándose”.
Sumida en una profunda crisis política, institucional y económica que hace ya tiempo que ha devenido también en humanitaria, Venezuela se ha convertido en uno de los pocos países en la reciente historia mundial en los que el PBI (Producto Interior Bruto) se ha contraído en torno al 50 por ciento en los últimos cinco años.
El derrumbe este año será del 18 por ciento según el FMI, el tercero consecutivo de dos dígitos, a causa de la reducción significativa de la producción de petróleo y las distorsiones generalizadas a nivel micro, que se suman a los grandes desequilibrios macroeconómicos.
En 2016, la economía venezolana se contrajo 16.5 y el año pasado, el 14. Ya en abril pasado, Werner había calificado la crisis en Venezuela como una de las mayores en la historia de la economía moderna.
“El colapso de la actividad económica, la hiperinflación y el deterioro cada vez más grande de la oferta de bienes públicos (salud, electricidad, agua, transporte y seguridad), junto con la escasez de alimentos a precios subsidiados, generaron grandes flujos migratorios, que intensificarán los efectos de contagio a países vecinos”, advirtió el FMI.
El gobierno de Maduro no reconoce faltas propias por la crisis y acusa del descalabro nacional a Estados Unidos y una supuesta “guerra económica” orquestada por el empresariado local.