El Episcopado mexicano se solidarizó con la Iglesia venezolana, animándolos a “vencer la oscuridad y las tinieblas” con el “sol de la justicia y paz”. Pues, mientras se intensifica la crisis política en Venezuela, también se han intensificados los ataques de los seguidores del gobierno de Nicolás Maduro contra el episcopado. Yo Influyo entrevistó al portavoz de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV), el padre Pedro Pablo Aguilar, quien nos ofreció un balance de la grave situación que afronta la Iglesia en ese país.
“Cura guarimbero, terroristas… Traidor… Asesino… 666. Cura del demonio”. Con estas palabras, pintadas en uno de sus muros laterales, amaneció el martes 25 de abril la Catedral de San Pedro Apóstol de Barinitas. El mismo día su párroco Franklin Rangel Navas denunció agresiones en su cuenta de facebook: “Anoche un grupo de jóvenes desde la esquina de la Plaza Bolívar de Barinitas me gritaron: Curita traidor… te tenemos en la mira… te vamos a quemar vivo… nosotros no creemos en la Iglesia católica… los vamos a sacar de aquí…”. El párroco denunció públicamente que Maritza Vargas, concejal del Municipio Bolívar del Estado Barinas y militante del partido de gobierno, el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), había dado órdenes para lincharlo.
Pero no se trata de un caso aislado, la Iglesia venezolana se encuentra bajo ataque. Lo había denunciado el pasado 30 de enero el presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV), monseñor Diego Padrón, durante una entrevista realizada por Jesús Chuo Torrealba, periodista y secretario Ejecutivo de la Unidad Democrática (MUD), en su programa de radio: los ataques perpetrados contra instituciones religiosas en diversas partes del país en los últimos días, parecieran no ser hechos aislados sino acciones “preparadas para amedrentar a la Iglesia Católica”.
La Policía Nacional Bolivariana (PNB) y los “colectivos” tienen en la mira a los sacerdotes venezolanos. Justo el día antes de la denuncia del Presidente de la CEV, la iglesia San Pedro Claver del “23 de Enero”, zona popular de Caracas, fue asediada por grupos “chavistas” durante la misa arzobispal arquidiocesana: “Se presentaron unos colectivos, cerraron la iglesia y obligaron a los feligreses y al sacerdote a escuchar un discurso agresivo contra la Iglesia, contra la Conferencia Episcopal Venezolana. Empezaron a buscar entre los asistentes a líderes sociales que estaban allí simplemente porque son vecinos de la zona. Los feligreses los protegieron y quien oficiaba la misa, monseñor Jesús González de Zárate, obispo auxiliar de Caracas, hizo frente a la situación con coraje, dialogó con los sujetos y logró que esta situación absurda se resolviera sin mayores daños a los presentes”, contó Torrealba. Una situación similar ocurrió el mismo día en la parroquia Claret de Maracaibo, durante la misa del padre Ovidio Duarte. “Cuando estaba hablando precisamente de la doctrina social de la iglesia, hicieron acto de presencia, extrañamente, oficiales de la PNB e intentaron desalojar a los feligreses, creando una situación ciertamente delicada”, agregó. Oportuno también recordar los ataques a las residencias de monseñor José Antonio López Castillo, arzobispo de Barquisimeto, y de monseñor Adán Ramírez, Deán del cabildo catedralicio de Caracas, ocurridos en esos días.
El Vía Crucis del episcopado continuó con más intensidad los días de la reciente Pascua. El miércoles Santo fue uno de los días más difíciles: un grupo de personas identificadas como “chavistas” entraron violentamente a la Basílica de Santa Teresa, mientras el cardenal Urosa Savino presidía la homilía, obligando al alto prelado a salir del recinto protegido por los feligreses, que incluso afrontaron la situación con violencia física para garantizar la seguridad del cardenal; ese mismo día, fueron encontrados grafitis con amenazas de muerte en varias iglesias de San Cristóbal (estado Táchira) contra los sacerdotes y con la firma del partido de gobierno, el “PSUV”. Y el ataque más blasfemo lo recibió la imagen del Nazareno de San Pablo de la Catedral de Valencia, encontrado la mañana del sábado 8 de abril cubierto de excrementos humanos.
Pero, ¿qué ha desencadenado la ira de los adeptos del gobierno “chavista”? La CEV es la única voz fuerte y de gran credibilidad que desde hace tiempo denuncia la grave situación de Venezuela. “Los obispos venezolanos siempre hemos tenido una actitud respetuosa ante el gobierno, pero con autonomía e independencia crítica. Y ante el deterioro de la situación económica, política y social de los últimos tres años, hemos indicado algunos de los errores que están cometiendo, y hemos hecho insistentes llamados a un cambio de rumbo. Esa es la razón para los ataques contra mí, contra el Cardenal Porras, y en general, contra el Episcopado. El gobierno no tolera crítica alguna”, explicó el cardenal Jorge Urosa Savino en una entrevista publicada por Aciprensa el pasado 21 de abril.
El episcopado lucha incansablemente por la defensa de los derechos humanos en Venezuela. El pasado 12 de abril vimos al cardenal Urosa denunciando en una rueda de prensa la acción de los grupos armados en el país, los llamados “colectivos”, que constantemente agreden las manifestaciones pacíficas. “Estas bandas armadas son ilegales y ciertamente cometen crímenes. Urosa Sabino instó al gobierno a tomar medidas y no seguir amparando a los colectivos. “Esas bandas civiles armadas son ilegales y el gobierno no puede seguir amparando a ese grupo. El uso de la fuerza está reservado para las autoridades del estado. Los colectivos los cuales deben ser puestos a la orden de los tribunales para que sean juzgados”, aseguró el vicepresidente de la CEV. Declaración que confirmó las palabras del presidente de la CEV, Monseñor Diego Padrón: “sin resistencia no hay esperanza, hoy la iglesia venezolana se encuentra en una actitud de resistencia frente al poder”, afirmó durante su intervención en el VII Congreso Nacional de Laicos, que se llevó a cabo los primeros días de abril.
En el fondo se delinea claramente la verdadera cara del gobierno de Nicolás Maduro. Yo Influyo entrevistó al portavoz de la CEV, el padre Pedro Pablo Aguilar, para entender el nivel de riesgo que vive el episcopado. “Es de verdad difícil la situación”, expresó y enfatizó que lamentablemente las personas que siguen el gobierno “no tienen escrúpulos y cualquiera que opine diferente a ellos es acusado de terrorista o viene amenazado, mientras que hablan de paz y diálogo”.
Es alarmante la ola de violencia que sufre la iglesia venezolana. Aquí el balance de los ataques de los últimos tres meses, de acuerdo a la información suministrada por el padre Aguilar: las diócesis están sufriendo robos y destrucción de sus bienes, por ejemplo en Guarenas y Maracay; en la iglesia de la Consolación de Maracaibo, fueron robadas las hostias consagradas y en el Convento de la ciudad se robaron el Santísimo Sacramento, que se encontraba en adoración perpetua (Convento en el Centro de Maracaibo); en la sede de la CEV, ha habido varios intentos de robos y las oficinas del Invecapi (Instituto venezolano de capacitación profesional de la iglesia católica) fueron desvalijadas, llevándose los aires acondicionados y el material didáctico. En Guayana, secuestraron a un sacerdote, lo amordazaron y la policía pudo rescatarlo. En el estado Guárico, se han registrados varios robos en las sedes parroquiales y han sido pintadas las iglesias con mensajes pro gobierno.
Un interminable parte de guerra. Además, es oportuno recordar el trágico homicidio ocurrido el martes Santo de un fraile que vivía en “La Victoria”, una pequeña ciudad del estado Aragua: el Franciscano de la Cruz Blanca Diego Begolla fue degollado, presuntamente para robarle las computadoras de la casa para ancianos que dirigía. Una triste escena que recuerda los ataques de Isis en Europa, cuando fue asesinado el sacerdote francés Jacques Hamel, quien fue bárbaramente degollado por extremistas religiosos el 26 de julio de 2016. Dos meses después el francés fue declarado mártir, en cambio el brutal asesinato del fraile venezolano pasó inobservado.
Pero, ¿cómo vive el episcopado venezolano esta atmósfera intimidatoria? “Obviamente los obispos están impresionados ante esta ola de violencia, pero mantienen siempre su voz profética, su voz enérgica para denunciar todas las cosas que están sucediendo. Rechazan todo tipo de violencia, venga de donde venga, pero también defienden que la gente pueda manifestar su derecho, que la gente pueda protestar pacíficamente, que la gente pueda hacer valer lo que está escrito en nuestra Constitución. Ninguno de los ataques a animalada la moral del episcopado, más bien les ha dado fortaleza para acompañan al pueblo. A pesar de la situación, los programas pastorales de la iglesia no se han detenido, como las ayudas de medicinas, las ollas comunitarias. Esta situación más bien ha fortalecido la unidad de la iglesia y como pastores acompañan al pueblo venezolano en esta difícil crisis que vive el país”, concluyó el portavoz de la CEV.
Una dramática situación que motivó al Episcopado Mexicano a manifestar su solidaridad a la CEV: “Sabemos que viven tiempos difíciles, pero la fe en Cristo que ha vencido a la muerte les fortalecerá, sostendrá e impulsará para dar esperanza a los fieles en la construcción de la unidad por el camino del diálogo. Conocemos también su esmerado servicio a la reconciliación de la sociedad y su voz profética clamando por el desarrollo humano integral y el respeto de la dignidad de toda persona; les animamos a seguir iluminando su realidad con Jesucristo, el sol de justicia y de paz, para vencer la oscuridad y las tinieblas de la muerte (Cfr. Lc 1,79)”, se lee en el comunicado emitido el pasado 27 de abril.
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