La anexión de la mitad de México a Estados Unidos en 1848 y la adopción oficial de Nuevo México como parte de EUA en 1912, fueron hitos históricos que transformaron a América, pues sucedieron en el marco de la firma del Tratado de Guadalupe Hidalgo, que al mismo tiempo de poner fin a la guerra entre México y Estados Unidos, también ocasionó un golpe en la identidad nacional y moral de los mexicanos.
La historia siempre es un gran referente de las acciones o sucesos que buscamos no repetir y nos dejan una gran enseñanza, y en este caso no es la excepción, pues perder la mitad de su territorio no solo impactó profundamente a México, sino que también iluminó el camino de EUA para convertirse en una potencia mundial.
EUA y su capricho de expansionismo
En la década de 1840, EUA experimentaba un período de expansión territorial impulsado por el “Destino Manifiesto”, que planteaba que la nación estaba destinada a expandirse desde el Atlántico hasta el Pacífico, lo que justificó la adquisición de territorios y expansión al oeste, a menudo a expensas de otras naciones y de pueblos indígenas.
En ese panorama, México apenas unos años atrás, en 1821, había logrado su independencia y enfrentaba una serie de complejos desafíos internos, como inestabilidad política, conflictos sociales y problemas económicos, mismos que fueron observados y aprovechados por EUA para poder lograr sus objetivos expansionistas.
Entre las primeras movidas de EUA para materializar su plan de expandirse estuvo la anexión de Texas, pues aunque era de México, en 1836, el estado declaró su independencia y luego de 10 años como un estado independiente, en 1845, fue adoptado por EUA lo que intensificó la tensión, en especial fronteriza, con México.
Sin embargo, las cosas no se quedaron ahí, pues el conflicto se infló tanto que en agosto de ese mismo año, tropas estadounidenses entraron a los territorios disputados a la fuerza, asentándose en Santa Fe, capital de Nuevo México, siendo liderados por el general Stephen Kearny, iniciando la guerra entre ambos países.
La guerra duró cerca de un año y medio, y en su desarrollo hubo diversos ataques, principalmente invasiones a los estados mexicanos del norte como Tamaulipas, Nuevo México, California y Nuevo León; también hubo bloqueos a los principales puertos marítimos de México, y la irrupción de EUA a Veracruz para dirigirse a Ciudad de México.
De acuerdo con Alfredo Ávila Rueda, investigador del Instituto de Investigaciones Históricas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la guerra entre ambos países fue muy costosa y difícil para México, pues además de tener exhaustos a los mexicanos, las pérdidas que tuvo nuestro país fueron invaluables.
El tratado que cedió la mitad de México
Fue hasta el 2 de febrero de 1848, cuando el Tratado de Guadalupe Hidalgo, entre división, puso fin a la guerra entre ambos países, fijó las fronteras entre las naciones y entregó a EUA la mitad del territorio mexicano. “México renunció a ejercer su soberanía en la frontera, dejándola en manos de los estadounidenses”, dijo Ávila Rueda.
México entregó lo que hoy es California, Nevada, Utah, Nuevo México, Texas, Colorado, Arizona y partes de Wyoming, Kansas y Oklahoma. “La firma se logró con un gobierno mexicano dividido, pues algunos sectores querían seguir la guerra para convertirla en guerra de guerrillas, mientras otros estaban a favor de la pacificación”.
El académico añadió que quien terminó cargando con la responsabilidad de la firma del Tratado de Guadalupe Hidalgo, fue el Congreso, la Cámara de Diputados, ya que “en ese momento nuestro país era una república federal (después de haber sido centralista) y consiguió promover la firma y el reconocimiento del tratado”.
Además, con la firma del tratado de La Mesilla o como lo conocen en EUA “Gadsden Purchase” a inicios de enero de 1853, Antonio López de Santa Anna vendió Nuevo México y Arizona al país del norte, por la cantidad de 10 millones de pesos, modificando una vez más los límites fronterizos entre ambas naciones.
La cesión de más de la mitad de su territorio representó un golpe devastador para México, pues además de perder recursos naturales y tierras fértiles, el país sufrió una profunda herida en su identidad nacional y en su moral, lo que sumado a la imposición del tratado generaron un resentimiento hacia EUA que perduró generaciones.
Otros territorios anexados por Estados Unidos a lo largo de los años
Sin embargo, la obsesión de EUA por expandirse no paró ahí, pues posteriormente, en 1867, Estados Unidos compró Alaska a Rusia por 7.2 millones de dólares, una adquisición que en su momento fue objeto de mucha controversia pero que luego se reveló como una movida estratégica debido a los recursos naturales de la región.
La expansión culminó con la anexión de Hawái en 1898, ya que luego de un proceso que involucró la deposición de la monarquía hawaiana y la instauración de un gobierno provisional favorable a los intereses estadounidenses, la isla ubicada al oeste, se convirtió en el quincuagésimo estado de la Unión en 1959. Hoy sumando 50 entidades.
Actualmente, la anexión de nuevos territorios a EUA es una posibilidad remota, pero existen zonas no incorporados bajo soberanía estadounidense, como es el caso de Puerto Rico, pues aunque es parte de EUA, es autónomo y no se rige por su constitución, además los puertorriqueños no pueden votar en las elecciones estadounidenses.
La anexión de Nuevo México y otros territorios mexicanos a EUA fue resultado de una combinación de factores expansionistas por parte de ese país y debilidades internas en México, y fueron eventos que redefinieron las fronteras y las relaciones entre ambos, dejando un legado histórico que aún resuena en la actualidad.
¿Cómo influyó la pérdida territorial en la identidad y el desarrollo de México como nación?
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