Desempleo juvenil triplica al de los adultos en AL

Los jóvenes en América Latina y el Caribe enfrentan tasas de desocupación tres veces superiores a las de los adultos y una informalidad que afecta al 60 por ciento de quienes trabajan, limitando su acceso a empleos de calidad, revela un informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

El informe revela que a pesar de la recuperación progresiva del empleo tras la crisis del COVID-19, persisten desigualdades significativas que afectan a la población joven, especialmente a las mujeres y a quienes se encuentran en situación de vulnerabilidad.

Al respecto, el análisis señala que tras la pandemia, cinco de cada siete jóvenes que no estudian ni trabajan de forma remunerada son mujeres, cuyas responsabilidades de trabajo doméstico y otras formas de cuidados no remunerados obstaculizan su inserción laboral con trabajo decente.

También señala la creciente brecha entre las competencias adquiridas en el sistema educativo y las demandas del mercado laboral. Aunque la educación es valorada como un medio para mejorar la empleabilidad de los jóvenes, muchos de ellos se enfrentan a dificultades para acceder a empleos acordes con su formación.

Dicha situación se ve, además, agravada por la expansión de nuevas formas de empleo. Por ejemplo, el trabajo en plataformas digitales, aunque ofrece flexibilidad, suele estar marcado por la precariedad, ya que el acceso a estas oportunidades depende de las habilidades digitales y el nivel socioeconómicos. Asimismo, estos trabajos suelen estar asociados a contratos de corta duración y falta de estabilidad.

Para muchos jóvenes, la entrada al mercado laboral ocurre a través de empleos informales, lo cual también perpetúa una trayectoria de precariedad a lo largo de su vida productiva. Muchos jóvenes recurren a trabajos en plataformas, como servicios de entrega, que no garantizan seguridad social ni estabilidad económica, por cual estos son una opción temporal y de alta inseguridad.

Por otra parte, los jóvenes expresan una creciente desconfianza en los sistemas de seguridad social y en los esquemas de pensiones, lo que las lleva a buscar alternativas de ahorro independiente. Además, la participación sindical de este grupo etario es baja, en gran parte debido al desconocimiento sobre sus derechos y las opciones de representación.

El análisis destaca que el cambio demográfico que se espera en la región en las próximas décadas tendrá un gran impacto en el mercado laboral, ya que se espera un envejeciendo significativo de la población, lo que tendrá implicaciones directas en los sistemas de cuidado y en la distribución del tiempo entre hombres y mujeres.

Este contexto plantea interrogantes sobre cómo la juventud adaptará sus dinámicas laborales y familiares, y cómo aprovecharán las tecnologías emergentes para integrarse en el mercado laboral o enfrentar el riesgo de ser desplazadas por estas, considera el estudio.

Para abordar estos desafíos, la OIT propone diversas medidas como fortalecer los sistemas de formación profesional, promover la creación de empleos de calidad y de políticas activas de empleo juvenil y reforzar la protección social. También destaca la necesidad de ampliar los sistemas nacionales de cuidado para reducir las barreras que enfrentan las mujeres jóvenes en el acceso al mercado laboral.

Además, destaca la importancia de desarrollar programas que pongan énfasis en el desarrollo de habilidades prácticas y en el establecimiento de vínculos entre la educación y el mundo laboral, de modo que las habilidades adquiridas sean relevantes para el mercado laboral en la región.

¿Crees que en México los jóvenes no tienen suficientes ofertas de trabajo formal?

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