De cárteles a terroristas, Trump redobla amenazas

En los últimos años, México ha enfrentado una intensificación de la violencia relacionada con el narcotráfico, con cifras que reflejan una crisis alarmante, pues entre 2006 y 2023, se registraron más de 400 mil homicidios relacionados con la delincuencia organizada, y hoy Donald Trump, a punto de iniciar su segundo mandato, ha anunciado que los grupos del narco serán catalogados como organizaciones terroristas, ¿cómo afecta esto a México? 

Empecemos recapitulando un poco, pues la historia del narcotráfico en México tuvo sus inicios en 1940, debido a que desde la Segunda Guerra Mundial, nuestro país se consolidó como un proveedor clave de opio con el que Estados Unidos elaboraba morfina, pero fue hasta los años 70, cuando la persecución contra las drogas estalló, ya que México traficaba en grandes volúmenes marihuana y heroína hacia EUA.

El Cártel de Guadalajara, encabezado por Miguel Ángel Félix Gallardo, Rafael Caro Quintero y Ernesto Fonseca Carrillo “El Neto”, fue el primero en organizar las rutas hacia EUA, y posteriormente, con el auge del consumo de cocaína en los 80 y la colaboración con carteles colombianos, el narcotráfico en México alcanzó un punto muy alto, dando paso al nacimiento de carteles y capos muy poderosos que hasta el día de hoy lideran. 

La detención de Félix Gallardo en 1989 provocó la fragmentación del Cártel de Guadalajara en grupos como el Cártel de Sinaloa, liderado por Joaquín “El Chapo” Guzmán, quien hasta el día de hoy mantiene a sus hijos en posiciones estratégicas, e Ismael “El Mayo” Zambada; el Cártel de Tijuana, encabezado por los hermanos Arellano Félix también surgió, y el Cártel de Juárez, dirigido por Amado Carrillo Fuentes, “El Señor de los Cielos”.

En los años 2000, bajo el gobierno de Felipe Calderón, comenzó la militarización de la lucha contra el narcotráfico, lo que incrementó la violencia y fragmentó aún más los cárteles; dando lugar a organizaciones como el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), fundado por Nemesio Oseguera Cervantes “El Mencho”; el Cártel de Tepito, que opera en la capital y consolidó la aparición de células como Los Zetas.

Hoy, los grupos del narcotráfico no solo dominan las drogas tradicionales, sino que se han expandido usando elementos como el fentanilo, y su presencia, se ha consolidado ampliamente en todo el mundo, pues de acuerdo con la Administración de Control de Drogas (DEA), la magnitud de los grupos criminales mexicanos es tanta que ya están presentes en los 50 estados de EUA y se estima que su red se extiende en 40 países.

Los platos rotos del consumo de drogas 

La situación actual del consumo de drogas en Estados Unidos y Canadá es alarmante, con un notable incremento en el uso de sustancias ilícitas, especialmente opioides sintéticos como el fentanilo. En EUA, las muertes por sobredosis han alcanzado cifras récord; pues según el National Institute on Drug Abuse, solo en 2020, se registraron 16 mil 416 muertes relacionadas con opioides sintéticos, excluyendo la metadona. 

Por otro lado, en Canadá, desde enero de 2016 hasta junio de 2024, se reportaron más de 49 mil 105 muertes aparentes por toxicidad de opioides, en 2022, se registró un promedio de 20 muertes diarias relacionadas con el consumo de opioides, con siete mil 328 fallecimientos en ese año. Solo en 2023, Columbia Británica reportó que dos mil 500 personas murieron por sobredosis. 

Pero los platos rotos, no solo han impactado a EUA y Canadá, pues México ha pagado el alto precio con oleadas intensas de violencia desenfrenada, con la fragmentación de varios cárteles y la creación de decenas de células criminales, en 2024, según el Índice de Paz México, se registró una tasa de 29 homicidios por cada 100 mil habitantes, de las más altas de América Latina.  

Aunque cada país no ha abordado correctamente el consumo y producción de drogas, México desempeña un papel significativo, siendo un país de tránsito y producción de drogas, y los cárteles mexicanos, como el Cártel de Sinaloa y el Cártel Jalisco Nueva Generación, son actores clave en la producción y tráfico de fentanilo y otras sustancias ilícitas hacia el norte. 

¿Cárteles mexicanos o grupos terroristas? 

Ante las cifras desbordadas, el presidente electo de EUA, Donald Trump, anunció su intención de designar a los cárteles mexicanos como organizaciones terroristas extranjeras, buscando intensificar las medidas contra estas agrupaciones. Lo que podría traducirse en varias afectaciones para nuestro país. Tales como: 

Intervención militar, donde Donald Trump ha advertido que el ejército estadounidense entrará en territorio mexicano para combatir a las organizaciones criminales, acción que generaría tensiones diplomáticas como nunca y cuestionamientos sobre la soberanía de México. También se impactaría a cooperación bilateral con tratados en juego como el T-MEC, entre otras relaciones tanto comerciales, económicas, culturales y hasta sociales. 

Por su parte, durante el sexenio pasado, Andrés Manuel López Obrador aseguró que la presencia de los cárteles mexicanos en EUA “no es novedad, es un refrito” y recalcó que al país vecino se le hace muy fácil echarle la culpa a México”. Además, tras ser cuestionado por Mike Vigil, exagente mexicoamericano de la DEA, sobre su estrategia de “abrazos no balazos”, el expresidente afirmó que ese plan “llevaba su tiempo”. 

La actual presidenta, Claudia Sheinbaum afirmó que si bien México está dispuesto a colaborar en temas de seguridad y crear estrategias, no aceptará subordinación ni injerencia que comprometa su soberanía y destacó que el problema del consumo de EUA y Canadá es debido a la falta de valores y unión de las familias, pues México no enfrenta ese problema y paga la exigencia de drogas de los norteamericanos con muertes. 

La designación de los cárteles mexicanos como organizaciones terroristas plantea una nueva etapa en la relación entre México y EUA, una donde la seguridad y la soberanía chocan con los intereses de combate al narcotráfico.  Ambos países, atados por el tráfico de drogas y su impacto, deben reevaluar cómo trabajar juntos sin transgredir líneas diplomáticas ni perder de vista la raíz del problema: la desigualdad, la demanda y la corrupción.

¿Es declarar a los cárteles como terroristas una solución real o solo un pretexto para intervenir en México?

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