La maternidad se trata de perseverancia, no hay otra palabra que cubra por completo el significado de ser madre.
Si no eres perseverante y fuerte en lo pequeño, menos lo serás en lo grande, por ejemplo, en la educación de los hijos y esa sí que es una gran responsabilidad.
Estos consejos te los ofrece una mamá a la que le han funcionado muy bien, con grandes beneficios en su vida diaria:
1. Abraza a tus hijos en todo momento
Muchos dicen que no hay que consentirlos tanto, otros dicen que sí. A mí lo que me ha funcionado, es mano dura cuando lo requiera y abrazos en todo momento. Esto los hace sentirse felices, amados, correspondidos, entendidos, etcétera.
Un abrazo para un niño tiene mucho significado. Y aunque cada uno es diferente, si a tu hija o hijo no le gusta, tú no dejes de abrazarlo, pues, cuando crezcan, te regresarán con amor y afecto ese abrazo que tú les enseñaste a dar.
2. Enséñales modales desde chiquitos
Un “gracias”, “no gracias” o un “hola” es más que suficiente para que un niño caiga bien a cualquiera. A mí me repatea que un niño no pueda decir algunas de estas sencillas palabras, por lo que siempre he tratado -aún no logro muchas cosas- que mis hijos sean educados en su trato con los demás.
Eso sí, nunca los obligo a hacer algo que ellos no quieran hacer, como dar un beso o un abrazo a otras personas. Eso debe de salir de ellos. Pero las palabras de cortesía sí son una obligación. Todo se trata de constancia por parte de los papás. Si te rindes olvídalo, el objetivo se habrá perdido.
A veces me pregunto ¿Cuántos años de mi vida tendré que estar diciendo en cada comida ‘siéntate bien’, ‘baja los codos de la mesa’, ‘no hables con la boca llena’ o ‘cómete todo’? No sé cuándo llegará el gran día en que no tenga que repetirlo. Por ahora se ha convertido ya en una rutina diaria y un gran reto en la hora de la comida. Siempre rezando porque pronto se den los resultados.
3.- Manda a dormir a tu hijo a su recámara desde bebé Yo sé que te da miedo, pero mientras no esté enfermo, los niños duermen tan tranquilos. Además, les permites a ellos adaptarse a su nueva habitación y, lo más importante, tú y tu esposo tendrán el descanso correcto y la intimidad que el hijo no necesita saber que tienen como pareja.
4. Mándalos a dormir temprano
Los niños necesitan sus (muchas) horas de sueño y tú también necesitas descansar de los niños. Necesitas platicar con tu esposo, convivir, ver una película, etcétera. Estas actividades, sin necesidad de salir de casa, también pueden ser divertidas y entretenidas como pareja.
5. Vive cada día como si fuera el último.
Ama a tus hijos como si fuera el último de sus días o tu último día en este mundo. Yo sé que es difícil, pero no imposible. Despídete de tu bebé con todo el amor y cuando lo vuelvas a ver, que sea con la emoción y alegría de tenerlos nuevamente contigo, porque sabemos que esos niños crecerán y el tiempo de abrazarlos y apapacharlos no regresará jamás.
O peor aún, no sabes si se volverán a ver. Por eso, tanto con tus hijos como con tu esposo despídete siempre con alegría y amor; y que ese buen sabor de boca dure hasta que se vuelvan a ver.