El pan no sólo es parte de casi todos los desayunos, también forma parte vital de la alimentación de cada persona, pues aporta distintos nutrientes y vitaminas, y su importancia es tanta que el pan de caja se ha incluido en el listado de alimentos de la canasta básica, donde se encuentran otras comidas como la leche, huevo o vegetales.
El pan es un alimento con larga historia, pues se tienen registros de que humanos en las primeras civilizaciones de Asia consumían ese alimento, que tiene como base el trigo y de acuerdo con expertos es una de las comidas fundamentales para el desarrollo y crecimiento de los seres humanos.
Pan integral y pan blanco, dos opciones ricas en nutrientes
Los panes más populares son el blanco y el integral, y aunque su color y algunos ingredientes son diferentes, su valor nutrimental es alto. Por un lado, el pan blanco es elaborado del endospermo, que es un tejido dentro del embrión de la semilla, a lo que se atribuye su color claro; mientras que, el pan integral tiene todas las partes de la semilla.
De acuerdo con la Federación de Panaderías de Reino Unido, el pan blanco es rico en calcio, fibra, proteína y hierro; mientras que el pan integral tiene el doble de fibra, minerales escenciales vitamina E y B, y proteínas. Además, el pan integral se enriquece de otras semillas que se agregan en el proceso, las que mejoran su calidad.
Para las personas con diabetes, el pan integral es ideal pues la fibra del alimento aumenta la secreción de insulina y mejora el metabolismo de la glucosa. Según la Cámara de Comercio de Quito, una porción de pan integral es la “opción ideal para la nutrición de toda la familia y en especial de los niños”.
El pan integral también favorece al sistema digestivo y disminuye el estreñimiento debido a sus altos índices de fibra. Investigaciones de la Universidad de Barcelona señalan que consumir pan integral puede tener un efecto protector en la salud cardiovascular.
El consumo de pan blanco y pan integral depende totalmente de la persona y de lo que prefiera consumir en su dieta, pues todos los panes comerciales que se encuentran a la venta en los supermercados, ya atravesaron procesos, inspecciones y certificaciones que acreditan la calidad y autenticidad de sus ingredientes.
Pan integral, avalado y proveedor de energía
Si bien, todos los alimentos que se enucuentran a la venta, deben pasar por certificaciones y verificaciones específicas, y existen organos como la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) que se mantienen actualizados de los procesos, ingredientes, nutrientes y calidad de lo que consumimos.
Además, las panificadoras son avaladas con diferentes certificaciones como el ISO 9000, que es una de las pruebas de calidad más populares, confiables y seguras, pues avala a las empresas que fabrican ese alimento, sus procesos, ingredientes, elementos y el impacto del producto en consumidores.
Por otro lado, existen otras verificaciones como la HACCP (Análisis de Peligros o Puntos Críticos de Control), que es una certificación asociada con la seguridad de los alimentos y de los peligros biológicos, químicos y físicos de las materias primas, la cual se otorga a las empresas avalando que los alimentos son completamente seguros y de calidad.
El pan es uno de los elementos principales de la alimentación del ser humano y no es coincidencia que se le incluya en la piramide alimenticia, pues su base de trigo, cereales y poca grasa, le proporcionan al ser humano energía, lo que hace que el cuerpo humano, sus sistemas y células trabajen adecuadamente.
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