De acuerdo con Gabriel Soto Cristóbal, académico de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), aunque la depresión es un padecimiento mental presente en la sociedad, la intervención de la familia es un factor decisivo para poder identificar y atender el trastorno y evitar que se agrave.
La Encuesta Nacional sobre Salud y Envejecimiento y la Encuesta de Evaluación Cognitiva 2021 arrojan que en la población de 60 años y más que padeció COVID-19, aumentó la depresión; en 2021, la cifra de adultos mayores con depresión aumentó 35.5 por ciento, y la soledad, creció 4.4 puntos porcentuales, quedando en 39.8 por ciento.
“Los familiares deben ser capaces de identificar si hay algún cambio en mi familiar. Si yo noto que, por ejemplo, mi papá, mi mamá, hijo o hija o cualquier persona de la red familiar tiene algún cambio debe acercarse y abrir la invitación para ir con un profesional de la salud mental”, dijo el experto.
Gabriel Soto Cristóbal comentó que a menudo la depresión se confunde con la tristeza, pues tiene que ver con sentimientos de infelicidad, inadecuación, miseria, falta de energía o irritabilidad, pero cuando una persona permanece triste, sin energía o con baja autoestima, por más de dos meses es un signo de depresión.
El experto señaló que las personas que padecen de depresión, suelen repetir constantemente frases como “soy incapaz”; “nada me sale bien”, “de todas formas, no tiene caso intentarlo”; “mi vida no vale la pena”, en las cuales predomina la autocrítica negativa; sin embargo, se debe atender en caso de prolongarse.
“La duración mínima que se tiene que experimentar al hablar de un trastorno por depresión mayor es de dos semanas permanentes, pero si esto dura más de dos años entonces se habla de un trastorno depresivo persistente”, dijo Soto Cristóbal y agregó que otro síntoma es la anhedonia o incapacidad de experimentar placer.
Por el lado alimentario, las personas con depresión pueden tener disminución en el apetito y pérdida de peso; además, son incapaces de relajarse, suelen tener pausas notorias antes de contestar y disminuye la variedad de discursos o pláticas, por lo que el especialista llamó a que las familias observen a todos los miembros.
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