El Programa Universitario de Alimentación Sostenible (PUAS) de la UNAM propone reunir investigaciones de diferentes ámbitos y estar en equilibrio con la sustentabilidad alimentaria.
A nivel global cerca de 14 por ciento de los alimentos producidos se pierden entre la cosecha y la venta minorista, a ello se suma que aproximadamente 17 por ciento de la producción total se desperdicia en los hogares, en los servicios de comida y en el comercio al por menor, de acuerdo con datos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
“Esto es absurdo porque para producir alimentos se utiliza agua, tierra, energía, mano de obra y generación de gases de efecto invernadero”, señaló María Elena Trujillo Ortega, titular del Programa Universitario de Alimentación Sostenible (PUAS) de la UNAM.
La académica coincidió con el organismo mundial en que es necesario evitar la paradoja del hambre en este contexto, en un mundo en el que el número de personas afectadas ha aumentado lentamente a partir de 2014.
“El asunto es grave cuando hablamos del arte que se desaprovecha en cosecha y producción, es 14 por ciento de lo que se intenta generar y que representa miles de toneladas deshechas por roedores o huracanes. El desperdicio es de 17 por ciento y en ello participamos tirando comida en casa y en restaurantes, al dejarla en el plato cuando es abundante o en el refrigerador”, precisó Trujillo Ortega.
Al abordar el tema de la alimentación sostenible, María Elena Trujillo abundó que el PUAS de la UNAM propone reunir investigaciones de diferentes ámbitos y estar en equilibrio con la sustentabilidad alimentaria.
En el marco del Día Internacional de la Conciencia sobre la Pérdida y Desperdicio de Alimentos, propuesto por la ONU para conmemorarse el 29 de septiembre, la investigadora dijo que este día brinda la oportunidad para hacer un llamamiento a la acción tanto al sector público (autoridades nacionales y locales) como al sector privado (empresas y particulares), con la finalidad de establecer prioridades y avanzar con la innovación para disminuir la problemática, a fin de restaurar y reconstruir mejor y de lograr sistemas alimentarios con capacidad de resiliencia.
“La ONU sostiene que nuestros sistemas alimentarios no pueden ser resilientes si no son sostenibles. De ahí la necesidad de centrarse en la adopción de enfoques integrados concebidos para la reducción de la pérdida y el desperdicio de alimentos”, concluyó.
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