Según Saúl Arciniega Esparza, académico de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la falta de lluvias afecta de manera inmediata, pero su presencia no garantiza la recuperación de una sequía y dijo que es un fenómeno natural cíclico que ocurre tanto en regiones secas como húmedas.
Aunque durante los últimos días se han registrado fuertes tormentas y lluvias en toda la República Mexicana, luego del paso del huracán Alberto, expertos han indicado que para que el territorio se pueda recuperar de la sequía que ha afectado por un largo periodo de tiempo el suelo, se requieren varios años de lluvias intensas.
“Las sequías han sido una constante en México desde 1984”, explicó Arciniega Esparza y compartió que en los últimos 14 años, la sequía más severa ocurrió entre 2011 y 2012, prolongándose por dos años; posteriormente, en 2016 y 2017, se experimentaron períodos sumamente secos, pero menos intensos que cinco años previos.
En el foro Recursos Naturales, el académico señaló que para que una sequía termine, se necesitarían “bastantes años de precipitaciones intensas” y condiciones climáticas estables; lo que resulta crucial para enfrentar las consecuencias económicas y humanas que deja la sequía y que afecta la agricultura en su mayoría.
“Los sucesos hidrometeorológicos causan los mayores daños monetarios, pero las sequías son el segundo evento que más estragos financieros provocan“, dijo el experto de la máxima casa de estudios y subrayó que entre 2000 y 2015, se reportaron 145 sequías en México, con daños económicos cercanos a 21 mil millones de pesos.
Saúl Arciniega Esparza detalló que las sequías pueden clasificarse en varios tipos, como lo son: meteorológicas, agrícolas, hidrológicas y socioeconómicas, y enfatizó que las sequías son eventos naturales temporales y recurrentes, parte del clima en todas las regiones del mundo. Sin embargo, se intensifican por el cambio climático.
Finalmente, el experto indicó que el uso de tecnologías avanzadas, como las misiones satelitales GRACE de la NASA, permiten medir cambios en la masa del agua y detectar irregularidades en el almacenamiento del agua y advirtió que en el futuro podríamos estar hablando de desertificación en lugar de sequías, un cambio que sería difícil de revertir.
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