La sobreexplotación de los acuíferos y la falta de recarga de estos ha agudizado la crisis de abasto de agua para los más de 20 millones de habitantes del Valle de México (Ciudad de México, municipios del Estado de México y una parte del Hidalgo), ya que el crecimiento poblacional, el aumento de techos de viviendas y pisos de concreto impiden la filtración de agua de lluvia al subsuelo, advirtió Rafael Sánchez Bravom, profesor-investigador en materia hídrica de la Universidad Autónoma Chapingo.
Por lo anterior, aseguró que urge diseñar un Plan de Desarrollo que empiece a tratar las aguas residuales y favorezca la captación de agua de lluvia, ya que en la Ciudad de México solo se recicla entre el 10 y 15 por ciento del agua de lluvia y el resto se va por el drenaje.
En Ciudad de México, nada más hay 70 mil captadores de agua de lluvia, por lo que es prioridad construir estos de manera masiva por toda la ciudad y tratar el agua para que pueda dársele más de un uso, ya que sólo en este año más de 200 colonias de la capital del país tuvieron problemas de suministro del vital líquido, señaló el exdirector del Departamento de Irrigación de la Universidad Autónoma Chapingo.
El profesor investigador del Departamento de Irrigación, de la Universidad Autónoma Chapingo, participó en el XV Coloquio de los Comités Ambientales de las Dependencias del Instituto Politécnico Nacional celebrado en el Auditorio principal del edificio “Adolfo Ruíz Cortines”, del IPN en Zacatenco.
En su ponencia, expuso que cerca del 40 por ciento del agua que se distribuye en la Ciudad se pierde en fugas, y a pesar de que recibe alrededor de 30 pulgadas de lluvia al año y sufre inundaciones frecuentes pero su capacidad para retener esa agua es prácticamente inexistente y rara vez utiliza prácticas como el tratamiento de aguas residuales.
Destacó que actualmente las precipitaciones tienen un comportamiento difícil de predecir y en la vertiente central, donde hay grandes demandas de agua por los cada vez más grandes centros de población, el volumen de lluvia es reducido.
Recordó que el crecimiento poblacional es mayor cada año y por lo tanto la demanda del vital líquido también aumenta; sin embargo, los recursos naturales son los mismos, por lo que se genera una mayor presión sobre ellos. En el caso de la relación precipitación-infiltración-escurrimiento, la presencia desmedida de techos y pisos desequilibran el correcto funcionamiento del ciclo hidrológico.
“No se ha querido observar que lo que hoy son techos y pisos de concreto antes era un suelo permeable que permitía la filtración del agua al subsuelo y que en la actualidad estos volúmenes de agua que no se infiltra, escurren por el sistema de alcantarillado donde se mezcla agua limpia de la lluvia con aguas residuales, ocasionado que el volumen de agua renovable se vea disminuido, y lo que es peor, que los sistemas de drenaje se vean rebasados y se provoquen las frecuentes inundaciones de centros de población.
“La realidad es que tenemos cada día más abatido el acuífero, sobre todo en las grandes zonas urbanas donde tenemos más demanda de consumo, pero menos recarga y entonces se incrementa el abatimiento del acuífero”, precisó.
Recordó que se anunció el día cero para junio del año pasado y se tomó a broma, pero no lo es ya que la Cuenca del Cutzamala ya no alcanza a satisfacer la demanda.
El Sistema Cutzamala es una red de presas que abastece el 30 por ciento del suministro a Ciudad de México desde otros Estados, el otro 70 por ciento proviene de pozos y del acuífero.
Aun cuando la captemos, la tratemos y tomemos, el agua de lluvia de todos modos no va a ser suficiente porque la población va en aumento y a ésta hay que sumarle la población migratoria, concluyó.
Y tú, ¿cuidas el agua?
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