Fernando González Villarreal, coordinador técnico de la Red del Agua de Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), indicó que definitivamente México vive una crisis hídrica, ya que el 60 por ciento de los cuerpos de agua están contaminados, 157 acuíferos están sobreexplotados y 50 por ciento del territorio perdió su cobertura vegetal.
El experto recalcó que en nuestro país el 72 por ciento de las lluvias se concentran de junio a septiembre y recalcó que hay gran variabilidad hidrológica, pues si se pusiera una alberca en Mexicali, el agua acumulada sería de cinco centímetros, pero en Tabasco, esa alberca tendrá cuatro metros de profundidad, lo que plantea una gran diferencia.
Fernando González compartió que en los territorios de la República donde hay agua la actividad económica es menor, pues sólo se ubica el 23 por ciento de la población; mientras que el 77 por ciento de los mexicanos se encuentra en zonas donde el agua está escasa. El 79 por ciento de los mexicanos vive en ciudades.
La demandas que existen en México de agua son muchas y variadas, pues 76 por ciento del consumo se destina a agricultura, el 15 por ciento es para uso público urbano, cinco por ciento es para la industria, el comercio y servicios, y cuatro por ciento se invierte en la generación de energía. “El agua para el medio ecológico no tiene representación en un usuario específico”.
La crisis hídrica requiere políticas y acciones
El experto recalcó que México ya vive muchas problemáticas relacionadas con el agua y si a eso se le añade el cambio climático y sus consecuencias, se crea una situación difícil para el país en términos hídricos. Ante la situación el experto indicó que “se necesita un cambio de paradigma y evolucionar hacia la búsqueda de la seguridad hídrica”.
González Villarreal comentó que se debe buscar la seguridad hídrica, y garantizar el acceso al agua potable en cantidad y calidad a un precio justo, se deben asegurar los recursos hídricos para los ecosistemas y promover el abastecimiento para actividades productivas y que todo eso se logre a pesar de los fenómenos meteorológicos.
Además, el académico explicó que con la pandemia de COVID-19, el uso de agua doméstico subió y las personas se quedaron sin trabajo, por lo que no pudieron pagar el servicio, “estamos en una gran crisis y no hemos salido de ella” y cada vez hay más ocupación de zonas naturales, como llanuras de inundación o humedales.
“Se requieren buenas políticas públicas e infraestructura construida de manera racional, con respeto al medioambiente, y que resuelva problemas sociales”, destacó González Villarreal y afirmó que aunque el trabajo por el agua involucra al sector privado y gobierno, todos debemos cuidar el recurso y exigir cambios y acciones.
Entre las actividades que debemos exigir está el robustecer el sistema financiero del agua, incluidos los derechos que pagan los usuarios por la extracción del recurso; mejorar la gobernanza o el cumplimiento de las leyes; así como construcción de capacidades e impulso a la innovación.
Finalmente, Marisa Mazari Hiriart, coordinadora de la Seminario Universitario de Sociedad, Medio Ambiente e Instituciones, lamentó que los mexicanos no consideren el panorama como una crisis no futura, sino que ya vivimos, pues desde hace 50 años la situación no mejora, sólo empeora. “Hay un problema de cantidad y calidad del agua”.
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