Cuando una colilla de cigarro tiene contacto con el agua contamina aproximadamente 8 litros de agua de mar y hasta 50 litros de agua potable, según la organización Ocean Conservancy.
Fumes o no, todos conocemos las colillas de cigarro, pues encontramos miles tiradas en las playas, los parques o en las calles de la ciudad. De acuerdo con el sistema de Comunicación Social del gobierno de la Ciudad de México, 3 de cada 10 personas son fumadoras y de los cigarros que son consumidos en la capital del país, 65% de las colillas acaban en el suelo.
En el momento en que las colillas de cigarro caen al suelo, además de contaminar al medio ambiente y dañar a docenas de aves y especies marinas, tapan los drenajes, pues cientos de colillas de cigarro, con otros desechos, se concentran en las tuberías. Ello sin mencionar el daño a la salud que ocasiona el tabaco en las personas que fuman.
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Cuando una colilla de cigarro tiene contacto con el agua tarda de 8 a 10 días en desintegrarse y, luego de que se disuelven, los químicos de ese material contaminan aproximadamente 8 litros de agua de mar y hasta 50 litros de agua potable, según la organización Ocean Conservancy.
Además, miles de aves construyen sus nidos con colillas, debido a la nicotina que contienen y al material, ya que ayudan a que el calor se mantenga y por el olor a químicos, si aves que amenazan sus nidos, se alejan; sin embargo, la respuesta inmunológica de las crías es negativa y muchas terminan muriendo, pues no están acostumbradas a la intensidad de toxicidad de las sustancias.
Leyes contra la contaminación por colillas
En pocas palabras, las colillas de cigarro son veneno para la vida natural, pues no sólo dañan a los animales, también a la vegetación, pues cuando tienen contacto con plantas, agua o cualquier desecho orgánico lo contaminan y vuelven imposible si degradación, además de un riesgo para la salud, pues los químicos intoxican al ser humano, aumentan su presión arterial, de pulsaciones por minuto y llenan de tóxicos las sangre de las personas.
Ante esos peligros algunas entidades de México ya han decidido penalizar a quien tire colillas de cigarro al suelo. Tal es el caso de Querétaro y de la Ciudad de México. En Querétaro, la diputada Tania Palacios Kuri, del Partido Acción Nacional (PAN), propuso una iniciativa en la que se impondrá con 10 a 160 horas de trabajo comunitario y una multa de 35 a 350 Unidades de Medida y Actualización (UMA).
“La iniciativa que modifica tres artículos de la Ley de Residuos, tiene como propósito establecer sanciones importantes para quien falte al precepto de manera reincidente, y facultar y fortalecer a los municipios para ser órganos receptores de quejas y denuncias”, indicó la diputada Palacios Kuri.
Mientras, en la Ciudad de México, Alessandra Rojo de la Vega, diputada del Partido Verde, propuso una iniciativa con la que se castigará hasta con 25 mil pesos a quien sea sorprendido tirando colillas de cigarro en el suelo o en cualquier reserva natural. Pero no sólo quienes tiren colillas recibirán sanciones, también los establecimientos que no tengan contenedores específicos para desecharlas.
“En México se producen cerca de 5 mil millones de colillas de cigarro al año y sólo 41% de ellas se depositan en contenedores adecuados… 2 mil 950 millones de colillas se quedan esparcidas por las calles”, aseguró Rojo de la Vega.
Respecto a las propuestas de ambas diputadas, Sofía Santillán Flores, ambientalista y activista por el medio ambiente, señaló que sancionar a quienes tiran colillas de cigarros es un paso gigante en el camino a convertirnos en una sociedad más responsable y humanizada con la vida del planeta.
Santillán Flores comentó que tenemos que entender de una vez por todas que no somos los únicos seres que habitan el planeta, miles de especies se ven afectadas a diario por nuestras acciones, “si no entendemos por las buenas será por las malas”.
“Si no nos importa la salud de otras especies, espero que la nuestra sí”, afirmó la ambientalista y recalcó los severos problemas que las colillas causan en el agua potable y en el contacto con cualquier alimento, subrayó que las sustancias que tienen las colillas nos envenenan y que tirarlas al suelo o en reservas naturales es un acto egoísta, pues “no sólo envenenas tu agua, tu tierra, también la de millones de personas”.
Finalmente, Sofía Santillán explicó que así como se ha empezado a legislar contra la contaminación que generan las colillas de cigarro, también se debe sancionar a quienes amenazen la vida humana y después natural, pues “no podemos salvar nuestro planeta, si no salvamos a nuestra propia especie”. Santillán Flores expusó que debe haber sanciones reales y castigos severos a quienes atenten con la vida, empezando con la humana y siguiendo con la de la naturaleza.
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