“El agujero de la capa de ozono del hemisferio norte en el año 2020 es definitivamente un evento que bate récords”, comentó la científica Antje Inness del Servicio Copérnico de Monitoreo Atmosférico.
A finales de marzo de 2020, científicos descubrieron un inusual hoyo en la capa de ozono a la altura del Ártico; sin embargo, en abril de este mismo año, el Servicio Copérnico de Monitoreo Atmosférico, por sus siglas en inglés CAMS, detectó que dicho agujero se había cerrado.
Aunque satélites ya habían registrado pequeños agujeros en la capa de ozono que cubre el Ártico, el hoyo que se descubrió en marzo fue clasificado por los expertos como el primer agujero verdadero que se formaba en la capa de ozono. “El agujero de la capa de ozono del hemisferio norte en el año 2020 es definitivamente un evento que bate récords”, comentó la científica Antje Inness, del CAMS.
“Es muy inusual que ocurra una reducción del ozono tan fuerte en el hemisferio norte, pero el vórtice polar de este año fue excepcionalmente fuerte y persistente”, aseguró la Antje Inness y recalcó que en esta ocasión las temperaturas fueron tan bajas que se formaron nubes estratosféricas durante largo tiempo.
Científicos explicaron que el agujero se formó debido a lo que se denomina “vórtice polar”, que se crea cuando los fuertes vientos atrapan aire frío en las capas heladas del Ártico durante varios días, ese fenómeno ocasiona que se origine una fuerza sumamente poderosa en un solo lugar y el impacto hace posible que se abra un agujero en la capa de ozono, tal y como sucedió en semanas pasadas.
Por medio de Twitter, el CAMS mostró la evolución y cierre del agujero en el Ártico y recalcó que ese proceso era algo sin precedentes.
The unprecedented 2020 northern hemisphere #OzoneHole has come to an end. The #PolarVortex split, allowing #ozone-rich air into the Arctic, closely matching last week’s forecast from the #CopernicusAtmosphere Monitoring Service.
More on the NH Ozone hole➡️https://t.co/Nf6AfjaYRi pic.twitter.com/qVPu70ycn4
— Copernicus ECMWF (@CopernicusECMWF) April 23, 2020
El agujero que surgió a finales de marzo de 2020 es diferente a los que existen en la Antártida, pues a diferencia del que se ubica en el Ártico, esos agujeros se originaron debido al cambio climático y al uso de clorofluorocarbonos o CFC, que son elementos con químicos mezclados que destruyen la capa de ozono, utilizados mayormente en aires acondicionados, aerosoles, sistemas de refrigeración, solventes, y otros materiales. Los agujeros de la Antártida continúan en observación constante y su cierre es lento.
Cierre de agujero, no tiene relación con contingencia de COVID-19
Aunque algunos medios y parte de la población atribuyó el cierre del agujero del Ártico a la disminución de actividad humana, causada por la pandemia de COVID-19 que vive el mundo, científicos aseguraron que ambos hechos no tienen ninguna relación, pues el cierre del agujero es un hecho totalmente natural.
“Se cerró por cuestiones dinámicas, cuando las ondas y flujo de los vientos dieron lugar a que se rompiera el vórtice en la estratósfera del Polo Norte”, indicó Graciela Raga, investigadora del Centro de Ciencias de la Atmósfera (CCA) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
La investigadora detalló que la llegada de la primavera tuvo gran influencia en que el agujero se cerrara, pues las reacciones físicas de esa estación provocan factores químicos en la atmósfera. Investigadores han afirmado que el hecho de que el Ártico sea un océano con hielo flotante, es un factor que aumenta las posibilidades de que se forme un vórtice.
Los agujeros de la atmósfera son consecuencia de la inconsciencia
Ante en hecho sin precedentes, la ambientalista Angélica Martínez Cantú indicó que a pesar de que la apertura y cierre del agujero no se atribuyen como tal al ser humano, es importante que el cuidado ambiental y atmosférico continúe por parte de las personas.
“Aunque a mediados de la década de los 90 se suspendió algunos usos de CFC, es vital que se restrinjan mucho más esos elementos”, comentó la ambientalista y subrayó que aunque el agujero del Ártico se cerró, los agujeros de la Antártida no corren con la misma suerte pues el daño causado por el ser humano es grave.
Según investigaciones de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos, por sus siglas en inglés NOAA, el uso de CFC no es tóxico ni dañino para el ser humano, pero el daño a atmosférico es el verdadero peligro. China es uno de los países que registran cantidades altas en el uso de CFC.
Finalmente, la ambientalista Angélica Martínez comentó que el agujero que se formó y desapareció durante los primeros cuatro meses del año es una llamada de atención al ser humano, pues ese fue un evento natural; sin embargo, los agujeros que hay en la Antártida son consecuencia de la inconsciencia del ser humano y, difícilmente, podrán cerrarse.
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