El 28 de abril se conmemora el natalicio de Nezahualcóyotl, soberano de Texcoco, filósofo, legislador y poeta, cuya vida marcó un punto culminante en el esplendor del México prehispánico. Nacido en 1402 en lo que hoy es el Estado de México, su figura ha trascendido siglos no solo por su agudo sentido de justicia, sino por su profunda visión humanista, ecológica y estética. En un país sediento de sabiduría, ética y sensibilidad, su legado resuena con más fuerza que nunca.
Contexto Histórico
A comienzos del siglo XV, Nezahualcóyotl nació como príncipe de Acolhuacan, en Texcoco, en una era de constantes conflictos entre ciudades-estado del Altiplano Central. Tras presenciar el asesinato de su padre, el rey Ixtlilxóchitl, Nezahualcóyotl vivió en el exilio hasta recuperar el trono con el apoyo de Tenochtitlán. Como tlatoani (gobernante) no solo consolidó el poder político de Texcoco, sino que la convirtió en un faro de cultura, ciencia, arquitectura y arte.
Vida y Logros
Educado por sabios tlamatinime (filósofos), Nezahualcóyotl desarrolló un pensamiento crítico poco común en su época. No solo redactó un código de leyes con espíritu de justicia (que castigaba incluso a nobles corruptos), sino que impulsó un modelo de gobierno basado en la virtud, la sabiduría y el bien común.
Fundó jardines botánicos, observatorios astronómicos y promovió el conocimiento como base del poder. En palabras del historiador Miguel León-Portilla: “Nezahualcóyotl fue una figura excepcional, el paradigma del sabio gobernante que conjugaba el poder político con la profundidad espiritual.”
Filosofía y Obra
Su obra poética, traducida por autores como Ángel María Garibay, ha llegado hasta nosotros con versos que revelan una sensibilidad existencial adelantada a su tiempo. En uno de sus cantos escribe:
“¿Acaso de veras se vive con raíz en la tierra?
No para siempre en la tierra:
sólo un poco aquí.”
Estas palabras, profundamente filosóficas, nos hablan del carácter efímero de la vida, del gozo de lo bello y de la necesidad de buscar trascendencia más allá del poder y la riqueza. Nezahualcóyotl rechazó el politeísmo mecánico de su tiempo y abrazó una forma de espiritualidad que hablaba de un dios único, invisible y creador de todo.
Su visión del entorno natural también fue revolucionaria. Escribió:
“Soy el canto de la naturaleza,
florezco entre los árboles.”
Hoy, cuando México enfrenta una crisis ecológica y social, su mirada reverente hacia la naturaleza adquiere una vigencia ineludible.
Impacto y Legado
Nezahualcóyotl no fue solo un poeta melancólico, sino un gobernante eficaz. Su sistema jurídico se adelantó siglos a conceptos modernos de Estado de derecho. Su gobierno fue reconocido por su equidad, y Texcoco se convirtió en un centro de saber al que acudían sabios, arquitectos, músicos y artistas de toda Mesoamérica.
El politólogo y escritor José Antonio Crespo señala que “en tiempos donde los líderes suelen confundirse con caudillos, recordar a Nezahualcóyotl nos devuelve la esperanza de que la sabiduría y la justicia pueden coexistir en el poder”.
Conmemoraciones Actuales
En Texcoco y otras regiones del país, cada 28 de abril se celebra el natalicio del tlatoani con actividades culturales, conferencias, recitales poéticos y ceremonias cívicas. Instituciones educativas como la Universidad Autónoma de Chapingo han realizado jornadas académicas bajo su nombre, y la figura del poeta es símbolo de identidad en billetes, plazas y estatuas.
Sin embargo, más allá del homenaje simbólico, muchos académicos proponen que su pensamiento sea incorporado en planes educativos como modelo de gobernanza ética y estética.
Testimonio
Claudia Arcos, maestra rural en Texcoco, comparte:
“Cada año le leo a mis alumnos un poema de Nezahualcóyotl. Al principio no entienden mucho, pero después me preguntan si él vivía triste o si sabía que iba a morir. Es entonces cuando les digo que él vivía consciente, y que eso es lo que hace falta hoy: vivir con sentido.”
Conclusiones
Recordar a Nezahualcóyotl no es un acto folclórico ni un guiño al pasado prehispánico. Es una oportunidad para redescubrir una ética del poder basada en el conocimiento, la justicia y la belleza. En el México de hoy —herido por la corrupción, la violencia y la superficialidad— el legado del Rey Poeta se alza como una brújula moral y espiritual.
Conmemorar su vida es también interrogarnos: ¿Qué líderes estamos formando? ¿Qué lugar damos al arte, a la reflexión, a la naturaleza? Como él mismo nos invita:
“¿A dónde iremos
donde la muerte no exista?
Sólo eso es lo verdadero:
allá nos iremos.”
Referencias
- León-Portilla, Miguel. La filosofía náhuatl estudiada en sus fuentes. UNAM, 1996.
- Garibay, Ángel María. Poesía náhuatl. Porrúa, 1987.
- Crespo, José Antonio. Entrevista en Canal 11, abril 2021.
- Testimonio: Entrevista con Claudia Arcos, 2023, archivo del cronista municipal de Texcoco.
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