“Las familias centroamericanas no están migrando, están huyendo” de sus países debido a que no existen alternativas para vivir en ellos, aseguró la directora regional de la Unicef para América Latina y el Caribe, Jean Gough.
Desde el inicio de 2021 el número de niños, niñas y adolescentes migrantes en México aumentó nueve veces al registrarse un incremento de 380 a casi tres mil 500, una de las cifras más altas jamás registradas en el país, destacando además que la mitad de los menores han viajado sin sus padres, reveló la directora regional del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) para América Latina y el Caribe, Jean Gough.
Tras concluir una visita de cinco días en diversos puntos de la frontera norte de México, Jean Gough dijo que todos los días las autoridades mexicanas encuentran un promedio de 275 niños migrantes adicionales, quienes proviene de Honduras, Guatemala y El Salvador y esperan cruzar hacia Estados Unidos o ser devueltos a sus países de origen.
La representante de la Unicef comentó que se le había “roto el corazón” al ser testigo del sufrimiento que padecen tantos niños y niñas pequeños, incluidos bebés, en la frontera mexicana con Estados Unidos.
Aseguró que la mayoría de los centros de acogida que visitó en México están ya saturados y no tienen la capacidad de recibir al creciente número de niños, niñas, adolescentes y familias que emigran hacia el norte, por lo que también se dijo profundamente preocupada, ya que sus condiciones de vida “pronto puedan deteriorarse aún más”.
Huyen de hambre, pobreza y violencia
Jean Gough afirmó contundentemente que “las familias centroamericanas no están migrando, están huyendo” de sus países debido a que no existen alternativas para vivir en ellos.
“Estos niños y sus padres que ahora están en México escaparon de la criminalidad de las pandillas, la violencia doméstica, la pobreza, los devastadores huracanes y la pérdida de empleos debido a la pandemia en sus países de origen. Entonces, ¿por qué regresarían? A menudo, no hay nada a lo que puedan volver. Los traficantes se aprovechan descaradamente de su desesperanza y ponen en riesgo la vida de los niños durante este peligroso viaje”, denunció.
La directora de la Unicef para América Latina y el Caribe indicó que “la mejor manera de dar a las familias migrantes una buena razón para permanecer en sus comunidades es invertir en el futuro de sus hijos a nivel local. La verdadera crisis infantil no está en la frontera de Estados Unidos; está en las comunidades más pobres del norte de Centroamérica y México”.
Jean Gough reiteró el llamado de la Unicef a la comunidad internacional para que más allá de la respuesta humanitaria en todas las etapas del viaje migratorio, se coloque a los niños, niñas, adolescentes y a las mujeres en el centro de todos los planes de inversión en Honduras, Guatemala, El Salvador y el sur de México para crear mejores condiciones de vida y oportunidades libres de violencia para las familias y los jóvenes a nivel comunitario.
La Unicef estima que alrededor de 150 mil niños y niñas migrantes y familias afectadas por la violencia en sus lugares de origen en todo México necesitarán asistencia de emergencia y desarrollo en los próximos dos años.
Unicef está solicitando urgentemente 23 millones de dólares para brindar a los grupos más vulnerables de México acceso a educación de calidad, mejores instalaciones de agua y saneamiento, desarrollo de habilidades y capacitación vocacional, cuidados alternativos y actividades de prevención de la violencia.
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