La proporción de jóvenes entre 18 y 24 años que tiene más años de escolaridad que sus padres se redujo entre 2016 a 2022 al pasar de 72.3 a 68.2 por ciento, además los jóvenes que alcanzaron menos escolaridad que sus padres (movilidad descendente) aumentaron de 17.9 a 20.5 por ciento y disminuyeron su ventaja en años de escolaridad respecto a sus progenitores de 2.8 a 2.4, revela un estudio del Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY).
El informe señala que aunque se incrementó la probabilidad de alcanzar estudios universitarios para los jóvenes provenientes de hogares con padres con educación primaria o menos, esta es aún cuatro veces menor que para los jóvenes que tienen padres con estudios profesionales.
En cuanto a la asignación de gasto público y con base en lo anterior, el CEEY examinó la asignación de las transferencias monetarias que reciben los hogares por parte del gobierno para la educación y su posible impulso a la movilidad educativa. Los resultados muestran que la composición de las transferencias gubernamentales según el nivel educativo de los padres cambió de manera dramática a partir de 2020, pues los hogares conformados por padres con menor escolaridad cada vez han recibido menos transferencias en términos relativos. Por ejemplo, mientras que en 2016 estos hogares recibieron el 34 por ciento de las transferencias educativas, en 2022 sólo recibieron el 18 por ciento.
El CEEY considera que una política de transferencias monetarias para la educación que procure la movilidad social debe dirigirse con mayor intensidad a quienes presentan mayores desventajas. Sin embargo, la evidencia muestra que el esfuerzo para revertir los problemas de baja movilidad social y estratificación educativa se ha debilitado en los seis años que abarca el análisis (2016 a 2022).
El estudio afirma que “si se destinan mayores recursos a quienes viven en desventaja económica y educativa, se reducirá la desigualdad de oportunidades entre la población y, por ende, habrá mayor movilidad social”.
Estos resultados se dan en el contexto de una escolaridad esperada para la población menor de 29 años de edad que se detuvo en 14.1 años de 2016 a 2018, y que a partir de ese momento descendió hasta llegar a 13.6 años de escolaridad en 2022.
Para calcular la movilidad educativa para dos generaciones al interior de los hogares mexicanos, el CEEY utilizó la información de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH), cuyo levantamiento realiza cada dos años el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). En el análisis se compara la escolaridad entre los jóvenes, de 18 a 24 años de edad, y sus padres, únicamente para aquellos que viven en el mismo hogar.
El informe menciona que de acuerdo a estudios previos que llevó a cabo el CEEY se deduce que un factor determinante de la desigualdad de oportunidades es la escolaridad de los padres, así lo ha podido determinar al llevar a cabo análisis intergeneracionales con base en la Encuesta ESRU de Movilidad Social en México (la cual recolecta información de la población mexicana entre 25 y 64 años y de los hogares de sus padres), en la que se refleja que las personas de padres con estudios profesionales tienen una probabilidad 13 veces mayor de alcanzar ese mismo nivel de estudios que aquellas de padres sin estudios.
Te puede interesarTe puede interesar: Crean colectivo para subsanar deficiencias en educación
Facebook: Yo Influyocomentarios@yoinfluyo.com