Contar con 30 por ciento de mujeres en posiciones de liderazgo en consejos de administración, direcciones generales y puestos ejecutivos puede generar 15 por ciento más en la rentabilidad de las empresas.
Actualmente en México las mujeres que forman parte del consejo de administración de las empresas que cotizan en el mercado accionario es de 11 por ciento, de mantenerse esta tendencia se alcanzará la paridad de género hasta el año 2057, revela el estudio “Mujeres en las empresas: impulsoras del cambio”, elaborado por el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) y el Centro de Investigación de la Mujer en la Alta Dirección (CIMAD) del Instituto Panamericano de Alta Dirección de Empresa (IPADE) Business School.
El reporte resalta que México es uno de los países con menor presencia de mujeres en consejos de administración, por debajo del promedio de los países miembro (28 por ciento) de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
Para este estudio se analizaron 182 empresas del mercado de capitales y deuda listadas en la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) y la Bolsa Institucional de Valores (BIVA) y entre los hallazgos se observó que la representación de mujeres disminuye conforme aumenta el nivel jerárquico dentro de las empresas. Sin embargo, en comparación con los resultados del año anterior, la presencia de mujeres ha aumentado.
En lo que corresponde a las empresas participantes en el mercado de deuda, la cifra de mujeres que participan en sus consejos de administración es de 13 por ciento, dos puntos porcentuales más que el 11 por ciento de las empresas del mercado de capitales, este último sector presentó un punto porcentual más en comparación con el año anterior.
Otro de los datos que destaca el reporte es sobre las direcciones relevantes en las que se consideran la dirección general, finanzas y áreas jurídicas, de acuerdo con la normatividad de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, en este rubro las mujeres representan 12 por ciento.
Se reveló que sólo en siete empresas, de las 182 analizadas, una mujer está al frente de la dirección general. Además, se observó que las mujeres ocupan 10 por ciento del total de las direcciones de finanzas y 21 por ciento de las direcciones de áreas jurídicas.
Pero en el 68 por ciento de las compañías analizadas no se cuenta con mujeres en ninguna de sus tres direcciones relevantes.
El estudio del IMCO y el CIMAD reconoce que hay empresas que se esfuerzan para mejorar el ambiente laboral, impulsar la diversidad en los equipos y combatir la discriminación por razón de género, en este aspecto señala que mientras en 2021 el 43 por ciento de las empresas analizadas (79 de 182) transparentaron esta información, un año antes solamente fue el 31 por ciento (48 de 157).
Con base en la información ofrecida por estas 79 empresas fue posible conocer que las mujeres constituyen, en promedio, 36 por ciento de la plantilla laboral.
Asimismo, resalta que las políticas de inclusión más frecuentes reportadas por las empresas es la capacitación continua en diferentes temas como liderazgo o sensibilización de género, políticas de diversidad en los equipos y programas de liderazgo para el talento femenino.
Yvette Mucharraz, directora del CIMAD, consideró necesario impulsar políticas vida-trabajo que consideren las diferentes etapas personales de las mujeres como la maternidad con el objetivo de que permanezcan en la economía.
El análisis del CIMAD y el IMCO asegura que contar con 30 por ciento de mujeres en las posiciones de liderazgo (consejos de administración, direcciones generales y puestos ejecutivos) puede llevar hasta un incremento de 15 por ciento en la rentabilidad de las empresas. Esto impulsa la atracción y retención de talento e inversión de las empresas y el país.
A este respecto, ambas instituciones hicieron tres recomendaciones:
1. Robustecer la normatividad con perspectiva de género que tienen que cumplir las emisoras con el objetivo de profundizar la información que se reporta, e incluir indicadores como la conformación de la plantilla laboral por nivel jerárquico, así como el reporteo de las políticas de inclusión.
2. Desarrollar programas de becarias con la expectativa de que serán consideradas para puestos más elevados.
3. Alinear los planes de estudio con las necesidades del mercado laboral para desarrollar habilidades, que permitan hacer frente a la demanda de empleos actual con el objetivo de impulsar la especialización de las jóvenes.
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