Se recuperan empleos, pero no ingresos: Ibero

Después de varios meses de presentarse caídas en los empleos del país, estos muestran una recuperación; pero no así los ingresos en los hogares. A pesar de que el empleo ha mostrado una recuperación no sucede lo mismo con los ingresos de los hogares, destaca, además la ansiedad y la depresión siguen afectando a la población.


Problemas por la pandemia 


El freno a las actividades productivas para evitar los contagios de coronavirus se ha ido aflojando cada vez más, pues a pesar de que el virus sigue representando un riesgo, la mayoría de la población no tiene otra alternativa más que salir a trabajar para obtener su sustento diario.

Es así que de acuerdo con la Encuesta de Seguimiento de los Efectos del COVID-19 en el Bienestar de los Hogares Mexicanos (ENCOVID-19), correspondientes a junio y julio elaborada por el Instituto de Investigaciones para el Desarrollo con Equidad (EQUIDE) de la Universidad Iberoamericana de Ciudad de México, a pesar de que se observa una recuperación del empleo no sucede lo mismo con los ingresos de los hogares lo que repercute negativamente en otros aspectos de la vida de las personas.

Entre los principales hallazgos de lo que sucede por la disminución de los recursos económicos en las familias, destacan las afectaciones en la salud mental debido a que muchas personas presentan altos niveles de ansiedad y depresión, esta situación daña en mayor medida a los hogares de menor nivel socioeconómico. Mientras que las afectaciones en seguridad alimentaria se han centrado en la preocupación por acceder a suficientes alimentos.

De acuerdo con Graciela Teruel, directora del EQUIDE, entre junio y julio el número de personas desempleadas, “descansadas” sin goce de sueldo o que no podían salir a buscar trabajo por la contingencia, pasó de 5.5 millones en junio a 4.4 millones en julio (10.3 y 8.3 por ciento de la población económicamente activa, respectivamente).

De acuerdo con la encuesta, la mayor recuperación se ha dado en el sector informal, en el que el nivel de desocupación pasó de 18.4 por ciento en mayo a 12.3 por ciento en junio, y 8.9 por ciento en julio; mientras que en el sector formal pasó de 10.3 por ciento en mayo a 8.1 por ciento en junio, y 7.5 por ciento en julio.

Teruel dijo que según los resultados del sondeo en el país aún existen más de cuatro millones de personas sin empleo. Estamos viendo, en su conjunto, qué pasa con las familias en términos de percepción de miedo por no tener acceso a alimentos o en cuanto a la disminución de ingresos y lo que pasa con su salud mental. Gran parte de la población está viendo afectado su bienestar. Y una de las vías que se ha propuesto para aminorar estos cambios tan drásticos es tener un ingreso vital o mínimo para paliar los efectos de la crisis.

En este sentido, Mauricio Merino, coordinador nacional del movimiento Nosotrxs, dijo que lo que está salvando a la economía es la necesidad de las personas de salir a la calle a buscar qué comer para llevar a los hogares. El problema es el riesgo a la salud, lo cual genera una mayor conciencia del riesgo de contagio y mayor ansiedad en la población con menos ingresos.

“No me parece rara esta combinación de datos, donde es el sector informal de la economía el que ha obtenido oportunidades de recuperar algo de lo perdido durante los meses anteriores para llegar a la cifra del 8.9 por ciento, pero al mismo tiempo un incremento del temor, de la ansiedad y de los problemas de salud mental que están ocurriendo”, añadió.

De capa caída

El estudio destaca que desde el primer levantamiento de la ENCOVID-19, uno de los aspectos más preocupantes fueron los altos niveles observados de ansiedad y depresión. En lo que corresponde a los niveles de ansiedad en la población se han mantenido altos, pues aproximadamente 3 de cada 10 individuos de 18 años o más presentaron síntomas severos de ansiedad en junio (32.5 por ciento) y julio (30.9 por ciento).

 

Después de la aparición del COVID-19 en nuestro país, el EQUIDE comenzó en abril a realizar la ENCOVID-19 y uno de los aspectos más preocupantes que reveló esta encuesta fueron los altos niveles observados de ansiedad y depresión.

Por otra parte, 3 de cada 10 personas de 18 años o más presentaron síntomas severos de ansiedad en junio (32.5 por ciento) y en julio (30.9 por ciento), además los síntomas de ansiedad son mayores entre la población de menor nivel socioeconómico.

En cuanto a la presencia de síntomas depresivos, en la muestra de la ENCOVID-19, ha disminuido entre abril y junio, al pasar de 27.6 a 23 por ciento. Como en el caso de ansiedad, las mayores prevalencias se observan en poblaciones de bajo nivel socioeconómico.
Otro de los hallazgos que destaca el análisis es la preocupación de la población por contar con alimentos su hogar. Según la medición este aspecto ha disminuido; pero no de manera importante, pues mientras en junio 30.8 por ciento de los hogares encuestados no reportaron preocupaciones o dificultades para acceder a alimentos, en julio este porcentaje fue de 27.2 por ciento.

La disminución en seguridad alimentaria se asocia primordialmente al aumento en la preocupación por no disponer de alimentos suficientes, ya que el porcentaje de hogares con una menor cantidad y calidad de alimentos por falta de recursos económicos se ha mantenido en aproximadamente 30 por ciento.

La ENCOVID-19 julio incluyó 1,584 entrevistas vía teléfono móvil a personas de 18 años o más, contactadas entre el 8 y el 17 de julio. La selección de los números telefónicos fue aleatoria a partir del Plan de Marcación Nacional más reciente disponible al inicio de cada levantamiento. La muestra es representativa a nivel nacional y tiene un diseño probabilístico, unietápico y estratificado por entidad federativa.

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