Con la intención de apoyar e impulsar la creatividad de los estudiantes de arquitectura de diversas instituciones universitarias del país, se llevó a cabo la edición 23 del Concurso Académico de Escuelas de Arquitectura, organizado por la Universidad Intercontinental (UIC), el cual contó con el apoyo de la Asociación de Instituciones de la Enseñanza de la Arquitectura de la República Mexicana A.C. (Asinea) y la empresa Interceramic.
Este año, el concurso tuvo como sede a Puerto Escondido, Oaxaca; bajo el tema El nuevo significado del paisaje de la Costa Oaxaqueña, y el fue hito El faro de Punta Zicatela. Al lugar asistieron más de 100 alumnos de diversas instituciones, quienes tuvieron la oportunidad de reconocer el paisaje y con base en su experiencia recogida pudieran plantear su proyecto.
Asimismo, como parte del planteamiento de su trabajo, se pidió a los estudiantes considerar la gestión correcta de los recursos, en esta ocasión poniendo énfasis en el agua, así el nuevo significado del faro debía estar directamente relacionado con este recurso natural.
En esta ocasión los concursantes debieron desarrollar sus propuestas bajo una técnica innovadora en la arquitectura que es a través de crear sus maquetas en una impresión 3D, lo que les permitió a los estudiantes desarrollar su creatividad al máximo potencial y utilizar esta herramienta tecnológica que ha llegado a este campo profesional.
Durante la ceremonia de clausura del concurso, Hugo Avendaño Contreras, rector de la UIC, señaló que el propósito de este evento fue la convivencia e intercambio de capacidades interinstitucionales que tuvieron oportunidad de llevar a cabo los concursantes, además de poner en práctica sus conocimientos.
Por su parte, Gabriela Martínez, vicerrectora de la UIC, destacó la importancia de que los concursantes tuvieran la oportunidad de visitar Puerto Escondido con una mirada diferente y hacer un aporte a este lugar. Apuntó que trabajar en conjunto es un gran apoyo para su formación, pero también lo que ellos a través de sus trabajos hicieron para Oaxaca y la UIC.
En tanto, Homero Hernández Tena, presidente nacional de la Asociación de Instituciones de la Enseñanza de la Arquitectura de la República Mexicana A.C. (Asinea), -en la que convergen 110 universidades asociadas- enfatizó la importancia de que en esta ocasión los alumnos pudieran utilizar la impresora 3D, lo que permite ver la evolución que ha tenido la práctica profesional del arquitecto desde la primera edición de este concurso hasta la más reciente, así como los cambios que ha habido en la forma en la que los profesores dan clases en las escuelas de arquitectura.
Al tomar la palabra Juan Sustaeta, director comercial de Interceramic, empresa que este año fue el patrocinador del evento al donar una impresora 3D que sirvió para la construcción de las maquetas presentadas por los concursantes y que fue el premio para el primer lugar, destacó que esta es una empresa socialmente responsable que además de construir escuelas y apoyan varias comunidades en el país, también se preocupa por la naturaleza, como ejemplo mencionó siembran arrecifes en los mares, “porque nos gusta devolver a la naturaleza algo de lo que le quitamos para fabricar la cerámica que son las arcillas”.
Finalmente, Abril López Villeda, directora académica de la licenciatura de Arquitectura de la UIC, señaló que tanto las empresas como la comunidad académica deben seguir trabajando y hacer lo que nos corresponde para fortalecer y consolidar la profesión con base en valores que promuevan una vida solidaria basada en el diálogo y la innovación para después aplicarla con respeto y espiritualidad a nuestro país.
Previo a dar a conocer el nombre de los ganadores del concurso, el arquitecto Miguel Montor ofreció una conferencia y posteriormente entregó el premio, la impresora 3D, al equipo ganador conformado por Estefanía Mendoza León, José Pablo Portela Copado y Carlos Alberto Zaragoza Jiménez, quienes estudian en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Asimismo, se entregó una mención honorífica para Daniela Denova Cruz, Nahomi de la Cruz García y Alma Patricia Castro García, también estudiantes de la UNAM.
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