Un día como hoy, pero de hace 250 años, William Herschel, anunció el descubrimiento de Urano, el séptimo planeta del sistema solar, que recibió su nombre de la mitología griega, en honor al titán Ouranos, quien era visto como la representación de la Tierra y del quien fue creado Cronos, titán padre de Zeus, Hades y Poseidón.
Inicialmente, Herschel catalogó a Urano como una “nebulosa” o quizás una “estrella cometa”, por su apariencia y movimiento poco comunes, pero tras observación y análisis de su trayectoria, el astrónomo británico alemán concluyó que se trataba de un nuevo planeta, el séptimo conocido hasta la fecha, orbitando más allá de Saturno.
Urano fue el primer planeta descubierto por un telescopio y pese a que en 1781 su descubrimiento se hizo oficial, años antes el planeta gaseoso ya era conocido, pero no como un planeta, pues por su poco brillo, la lenta velocidad de su órbita y el poco estudio se llegó a pensar que era una estrella o un conjunto de estrellas.
¿Sabías que… pasar un año en Urano es igual a pasar 85 años en el planeta Tierra? Pues así de lenta es la velocidad en la que órbita Urano, pero en lo que si le gana al planeta Tierra es en tamaño, pues científicos aseguran que es el tercero más grande, seguido de Júpiter en primer lugar y Saturno en segunda posición.
El descubrimiento de Urano como planeta cambió la jugada para la humanidad, pues el hombre descubrió un séptimo planeta como parte del sistema solar, mismo que estaba compuesto de hidrógeno, helio y metano, parecido a Neptuno, pero con la atmósfera más fría del sistema y con vientos de hasta 900 kilómetros por hora.
Al ser Urano el primer planeta descubierto por un telescopio, se abrió un universo de oportunidades, para que el hombre siguiera usando esos artefactos para el estudio del espacio, invirtiendo recursos, tiempo y estudio en mejorar esas herramientas, las mismas que han abierto la puerta del inmenso espacio al ser humano.
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