Debido al endurecimiento en la política migratoria del presidente Donald Trump, México, que principalmente estaba considerado como un país expulsor de migrantes, hoy se convierte en un país atractivo para quienes no pueden entrar a Estados Unidos.
Así lo comentó el investigador del Instituto Mexicano de Doctrina Social Cristiana (Imdosoc) Gerardo Cruz, quien pidió a las autoridades mexicanas reconocer el fenómeno para poder establecer políticas públicas para la integración de migrantes a la sociedad mexicana.
Aseguró que la crisis migratoria que vive México es mucho más grave de lo que se imagina, pues además de los migrantes mexicanos, que sin duda serán deportados a la frontera norte del país, se tiene que pensar en todo el flujo de migrantes que se ha intensificado en ciudades como Tijuana y Mexicali, principalmente haitianos y africanos. Así como cubanos que se encuentran varados tanto en la frontera norte como sur.
El Imdosoc, en la presentación de su informe “Frontera cerrada”, estimó que con más de 7 mil personas los haitianos son la principal población de migrantes que se encuentra en Tijuana, seguido de familias del Congo, Honduras, Senegal, El Salvador y Guatemala.
A todos ellos no se les ha ofrecido la posibilidad real de quedarse y desarrollarse, a pesar de que la mayoría son profesionales y manejen varias lenguas, que serían un gran aporte a la sociedad mexicana, denunció la directora general de Scalabrinianas, Misión para Migrantes y Refugiados, la Hermana Leticia Gutiérrez Valderrama.
Agregó que, ante el cambio en la relación con el Gobierno estadounidense, la política migratoria de México tendría que cambiar, de una visión de aumento de la seguridad y persecución, a una de hospitalidad y promoción.
De igual forma, Gerardo Cruz lamentó que gobierno mexicano no haya tenido la respuesta necesaria para atender este problema, por lo que hizo un llamado para que presente un plan y políticas publicas eficientes que respondan a esta necesidad.
Denunciaron que no existe ningún apoyo del Estado mexicano a los más de 30 albergues que funcionan tan sólo en Tijuana, donde las capacidades de los albergues se ha visto rebasada, al punto de parecer un campo de refugiados, y son los ciudadanos los que han puesto de su parte para solucionar el problema.
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