Universidad Pontificia de México 473

Tiempo después de la llegada de la conquista en el llamado Nuevo Mundo cuando los españoles llegados del viejo continente lograron establecerse en las nuevas tierras americanas donde nacieron sus hijos, vieron la necesidad de que estas nuevas generaciones contaran con una educación que los formara como funcionarios del Estado imperial, por lo que consideraron necesario contar una institución universitaria al nivel de las mejores escuelas de Europa, lo que dio pie a que se estableciera la Real y Pontificia Universidad de México.

La Universidad Pontificia de México se considera continuadora de la Real Universidad de México, la cual fue promovida por el arzobispo de México fray Juan de Zumárraga, quién obtuvo su cédula del príncipe Felipe II el 21 de septiembre de 1551.

El 25 de enero de 1553, hace 472 años, el virrey Luis de Velasco ejecutó la Real Cédula otorgada por Felipe II, en nombre de Carlos V, para la apertura de esa institución educativa, adquiriendo todos y cada uno de los privilegios de la Universidad de Salamanca, avalada por la bula Ex supermae dispositionis arbitrio, del papa Clemente VIII en 1595.

Es de destacar que la Universidad Pontificia de México es considerada antecesora de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), continúa en funciones en la actualidad.

Dado el carácter evangelizador y eclesiástico del virreinato novohispano, las carreras emprendidas por los graduados una vez fuera de la Universidad estuvieron relacionadas con la iglesia y sus menesteres.

Manzana de la discordia

Durante el periodo de la Guerra de Independencia, la entonces llamada Pontificia y Nacional Universidad de México, por una serie de clausuras y reaperturas condicionadas por las circunstancias políticas, y de acuerdo a la corriente a la que pertenecían los presidentes fue cerrada y reabierta en varias ocasiones, siendo el primero en ordenar su clausura en 1833 Valentín Gómez Farías.

12 de Julio de 1553 en México, se imparte la primera cátedra de derech

En 1834 Antonio López de Santa Anna se encargó de restaurarla, pero nuevamente fue clausurada por el Ignacio Comonfort en 1857, para que un año después, en 1858, se reabiera por decreto de Félix Zuloaga.

Benito Juárez también la mandó cerrar en 1861 para ser reabierta por órdenes de la Regencia en 1863 durando sólo un par de años abierta pues en 1865 Maximiliano de Habsburgo otra vez la clausuró.

No fue sino hasta 1895 gracias a las gestiones del arzobispo de México, Próspero María Alarcón Sánchez de la Barquera, cuando la Sede Apostólica erigió en 1895 un decreto para la Pontificia Universidad Mexicana, reemplazando a la antigua, con el lema: In ardua nitor (esplendor en la dificultad).

En 1967, cuando el país vivía en un tiempo de tranquilidad, el arzobispo de México, Miguel Darío Miranda busco que esta Universidad resurgiera por lo que fundó el Instituto Superior de Estudios Eclesiásticos (ISEE).

Pero fue hasta 1982 cuando la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) solicitó la reapertura de la Universidad con la erección de la Facultad Teológica Mexicana el 29 de junio reabriéndose así la Universidad Pontificia de México.

¿Sabías que la Universidad más antigua de América con muchos esfuerzos sigue existiendo?

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