Miles de jóvenes ascendieron el cerro del Cubilete, su meta era encontrarse con Cristo Rey y así dejar en claro que junto a él México cuenta con una juventud católica, con valores y dispuestos a participar en la construcción del bien común asumiendo los retos que hoy enfrenta el país.
Desde la noche del viernes y durante toda la madrugada constantemente llegaban a la explanada Juan Pablo II, ubicada en la falda del cerro del Cubilete en Silao, Guanajuato, jóvenes provenientes de muchos rincones del país. Ahí adoraron al Santísimo a quien encomendaron su caminar, en quien dejaron sus peticiones y a quien alabaron con cantos que abarcaron diversos géneros musicales como el rock pesado.
La alegría tocaba los corazones de todos los presentes, y algunos aprovecharon para confesarse con los sacerdotes que atendían a grandes filas de fieles quienes buscan reconciliarse con Dios.
La luna llena acompañó en su esplendor a quienes llegaban y participaban en este concierto de adoración que encendía cada vez más los ánimos de los presentes lo que ni el frío pudo congelar.
Los primeros rayos del sol empezaron a aparecer poco después de que los gallos anunciaban el amanecer, así tras recibir la bendición tomaron la ruta para ascender al Cristo Rey que desde lo alto aguardaba con los brazos abiertos a esa multitud quien a lo lejos ya lo podía ver.
Durante el trayecto en el que el sol radiante quemaba, peregrinos iban ambientando con porras, cantos y bromas entre ellos para animarse unos a otros y esperar a quienes por el cansancio se rezagaban. Así pasaron cuatro horas para los más veloces y hasta seis para quienes en un paso más pausado subían con mucho cansancio, pero con mayor ilusión que les daba la fuerza para no parar.
Escuchar y salir al encuentro
En la ermita junto al seminario de la Montaña de Cristo Rey celebraron la eucaristía Monseñor Alfonso Cortés Contreras, Arzobispo de León y Mons. Víctor Alejandro Aguilar Ledesma, Obispo de Celaya.
En su homilía Cortés Contreras habló de la importancia que hoy en México tenemos de escucharnos unos a otros. “Solamente la verdad nos puede hacer libres, y solamente el dialogo existencial, profundo con Dios nos puede educar el corazón para amar.
“Hoy hay una necesidad de poner atención al otro, sobre todo al que está necesitado”, pero alertó que ahora existe una subcultura de ignorar al otro y también se quiere imponer una cultura de ignorar a Dios.
Monseñor Cortés Contreras subrayó que “el laicismo no es más que estar desalojando a la sociedad de Dios, no es más que ir quitándole a esta sociedad el sentido de lo trascendente por eso esa necesidad de fundamentar nuestra fe, la fe es un encuentro con Cristo y ese encuentro con Cristo nos lleva al encuentro con el otro en su dimensión integral: política, cultural, religiosa, de salud; en todo lo que el ser humano requiere”.
El prelado dijo a los jóvenes que es necesario voltear a ver al prójimo, a ver la realidad de la sociedad con sus dos crisis fundamentales: la primera, es la crisis antropológica que implica el sentido del ser humano, y por otra parte, la crisis cultural que es sobre el sentido del ser que responde a las preguntas de quién soy, de dónde vengo, cuál es el sentido de mi camino.
“Estas crisis producen fracturas profundas, las que estamos viviendo de las ideologías, la del relativismo en la que no hay verdad, pero cuando uno escucha a Dios y escucha con un discernimiento al ser humano hay verdad, porque el ser humano tiene necesidad de ser libre. Fuimos creados para amar y para ser libres”.
El Arzobispo de León hizo dijo a los jóvenes presentes en la misa que “en este momento que estamos viviendo como país ustedes mismos han de sufrir en su propia vida las fracturas profundas que tiene nuestra nación”.
Sin embargo, enfatizó que “todavía nuestra nación tiene una gran reserva de humanidad, hay que reconocer que nuestra nación tiene el oído no deteriorado totalmente, (y aún actúa) como una antena fina que escucha a Dios y escucha a los demás. Pero hace falta hacer un examen de conciencia de cómo estamos viviendo y porqué lo estamos viviendo. Por eso tenemos que escuchar”.
Y así dejó una tarea a los jóvenes: “ustedes deben ser los anunciadores de la esperanza, debemos voltear a ver el futuro de esta nación y guardar siempre nuestra dignidad, nuestros derechos, guardar y vivir nuestro compromiso cristiano”.
Por ello les pidió tener cuidado de cómo escuchan a Dios y cómo nos escuchamos los unos a los otros.
Después de la eucaristía muchos emprendieron el regreso. El esfuerzo había valido la pena, pues ni la desvelada, ni el frío de la madrugada, el intenso sol que quemaba durante el ascenso, así como tampoco las piedras del camino impidieron que miles de jóvenes, incluso en silla de ruedas, llegaran a los pies de Cristo Rey aquel con dos coronas cargadas por un par de ángeles, la corona de rey del universo y la corona de espinas del martirio.
Este año se cumplen 41 años de realizarse esta peregrinación al Cubilete con la que la fe, la esperanza y el amor por Jesucristo sigue atrayendo a miles de jóvenes de todo el país quiénes ya recargados de fervor, compromiso y alimentados en el espíritu regresaron a sus lugares de origen para hacer vida la cultura del encuentro, para hacer de México una mejor nación de paz, de justicia y de progreso.
Te puede interesar: Jóvenes peregrinarán al Cubilete para implorar por el México que merecen
Facebook: Yo Influyo