La historia de Ana y su lucha no sólo ha sido por buscar a su hijo, también contra autoridades impunes e ineficientes que no han hecho lo mínimo para devolver a Óscar a casa.
Luego de 10 años y 9 meses de trabajo incansable y buscando justicia, Ana Enamorado, logró que las autoridades iniciaran labores de búsqueda en vida y en terreno de su hijo Óscar Antonio López Enamorado, desaparecido el 19 de enero de 2010 en El Carrizo, Jalisco. “Es una fecha que nunca voy a olvidar, porque esto pedí que se hiciera desde hace más de 10 años y he luchado y peleado para que esto se llevara a cabo”, comentó Ana Enamorado.
Ana Enamorado es una más de las miles de madres que piden justicia por sus hijos desaparecidos y luego de asistir incontables veces a fiscalías, delegaciones, dependencias y de hablar con decenas de encargados, logró lo que muchos familiares de desaparecidos en México aún siguen exigiendo, la búsqueda de sus seres queridos.
Ana es originaria de Honduras, pero vive en México desde hace casi 8 años y durante todo este tiempo nunca ha dejado de luchar por dar con el paradero de su hijo, al mismo tiempo que se ha convertido en el apoyo de otras madres migrantes con hijos desaparecidos que como ella llegaron a un país lleno de impunidad y miles de carpetas de personas desaparecidas sin resolver. Ana es parte del Movimiento Migrante Mesoamericano.
Casi 11 años de lucha y búsqueda para Ana
Óscar Antonio López Enamorado salió de Honduras en 2008 cuando tenía 17 años, luego de emprender su camino hacia Estados Unidos logró llegar a aquel país e instalarse en Texas. Una vez en Texas, Óscar conoció a un grupo de jóvenes, quienes se ganaron su confianza y por medio de engaños lo llevaron a Jalisco, México, con la promesa de encontrar un mejor trabajo. El 19 de enero de 2010, Ana se comunicó por última vez con Óscar, quien le informó que se iba a dirigir a Jalisco.
En cuanto Óscar desapareció Ana vino a México a buscar a su hijo y ante la omisión de autoridades ella misma reunió pruebas, teléfonos, direcciones, evidencia e información, que entregó a las autoridades encargadas de dar seguimiento, pero “la autoridad no ha hecho ni lo mínimo para localizar a Óscar ni para investigar”. La Unidad de Investigación de Delitos para Personas Migrantes no ha llevado a cabo las indagatorias pertinentes y en 2015, la Fiscalía del Estado de Jalisco, en un acto incompetente, trató de entregar a Ana unas cenizas asegurando que eran las de su hijo, sin tener ninguna prueba válida.
“Porque yo busco verdad y justicia quiero saber en dónde está Óscar. Quiero saber quiénes fueron los responsables de su desaparición y si es el mismo Estado, el mismo Estado tendrá que pagar por lo que le hizo a mi hijo”, comentó Ana en una rueda de prensa tras el primer día de búsqueda de su hijo y denunció que durante estos casi 11 años de búsqueda, las autoridades mexicanas han sido omisas, no han hecho nada por tratar de buscar a su hijo y aseguró que si ellos están coludidos con los responsables de la desaparición de Óscar, no va a parar de luchar y demandar justicia en México y el mundo.
Ana explicó que la zona en la que Óscar desapareció es conocida por ser territorio gobernado por el narcotráfico y aseguró que ella sola no pudo entrar de lleno a hacer la búsqueda, pues periodistas y locatarios saben que el que entra no sale.
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México, donde las familias hacen el trabajo del Estado
La historia de Ana y su lucha no sólo por buscar a su hijo, sino también contra autoridades impunes e ineficientes no sólo le sucede a ella, es una situación que se repite con cada familia que exige la búsqueda de sus seres queridos al Estado. “Con el número creciente de muertes violentas, de hallazgos de fosas clandestinas y de personas desaparecidas en México, las capacidades institucionales del gobierno han sido insuficientes para dar respuesta a la demanda de búsqueda e identificación de personas” comentó el Observatorio Nacional Ciudadano y la institución Friedrich Naumann Stiftung en su reporte Desapariciones Forzadas e Involuntarias: Crisis institucional forense y respuestas colectivas frente a la búsqueda de personas desaparecidas.
Y ambas instituciones aseguraron que la falta de capacidad del gobierno ha sido experimentada por cada uno de los familiares de personas desaparecidas, cuando acuden con las autoridades correspondientes para darle seguimiento a su caso y ven que no hay avances. Es así como han nacido los colectivos de familiares de desaparecidos que “son formas de organización social que buscan la interlocución con autoridades para dar seguimiento puntual a casos concretos de personas desaparecidas”, de acuerdo con el estudio.
De acuerdo con la Subsecretaría de Derechos Humanos de la Secretaría de Gobernación, en México hay 73 mil 201 personas desaparecidas. Esa cifra señala las desapariciones en México a partir del año 1964 hasta la fecha. Sin embargo, de acuerdo con familiares y colectivos esa cifra se queda corta y el número real de desaparecidos en México, entre personas originarias de México y migrantes, es mayor.
Ana y otras familias con desaparecidos han asegurado que el apoyo de autoridades para buscar a sus seres queridos ha sido nulo y los mismos colectivos de familias con desaparecidos y organizaciones de derechos humanos, han sido los únicos que se han ayudado y han impulsado búsquedas de miles de personas.
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