Los Tribunales de Tratamiento de Drogas son para personas que cometen delitos y tienen una relación directa con el consumo de drogas.
Hay un problema en las cárceles mexicanas: no hay control suficiente por parte de las autoridades debido a la sobrepoblación de presos. Una alternativa para evitar la sobrepoblación y la demanda de atención al interior de las cárceles es la condonación de los delitos a los infractores menores.
Además, puede ser una alternativa para que las personas que cometieron una infracción menor bajo el efecto de las drogas, no se mezclen con criminales que cometieron delitos mayores.
Los Tribunales de Drogas o los Cortes de Drogas son una alternativa para infractores primerizos que cometieron algún delito menor bajo el efecto de las drogas.
Las condiciones de hacinamiento, autogobierno, insuficiencia de personal de seguridad, falta de materiales e higiene en las instalaciones, insalubridad y nula prevención de incidentes violentos, son sólo algunas situaciones que detectó en las cárceles mexicanas y denunció el año pasado la Comisión Nacional de Derechos Humanos.
Sin mencionar que no existe una separación entre los internos dependiendo de la gravedad de sus delitos, todos están mezclados. No hay orden.
En el estudio La cárcel en México: ¿para qué? de México Evalúa, presenta la razón de la existencia de las cárceles en México, pero también para lo que realmente son utilizadas.
En el informe hace referencia a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos en la que se encuentra la justificación normativa de la cárcel. En el artículo 18 se indica que el objetivo del régimen penitenciario es “lograr la reinserción del sentenciado a la sociedad y procurar que no vuelva a delinquir”.
Sin embargo, hace notar el objetivo constitucional de las cárceles no se cumple. No se busca una reinserción a la sociedad de la persona que cometió algún delito. Prueba de ello son las sanciones cada vez más extensas de hasta 70 años o la condena a cadena perpetua.
En el estudio, además, señala que más bien parece que, desde el punto de vista retributivo, el propósito del castigo es que el delincuente reciba lo que se merece como consecuencias de sus acciones, sin importar si el castigo beneficia o no a la sociedad. Algo como una venganza, “el que la hizo la paga”.
“De esta forma, los objetivos de prevención, rehabilitación o reinserción son irrelevantes”, subraya.
Cortes de Drogas, ¿una opción?
Una alternativa para que se cumpla el objetivo de los centros de reinserción social, como una verdadera alternativa a que la persona se pueda reintegrar a la sociedad, es la Justicia Terapéutica para infractores menores.
Como es el caso de los Tribunales de Tratamiento de Drogas o, también llamadas Cortes de Drogas, que se enfocan en las personas que bajos los efectos narcóticos de alguna droga infringieron por primera vez la ley, pero bajo los denominados delitos menores.
De acuerdo con un estudio de Impunidad Cero, más de la mitad de las sentencias condenatorias que son dictadas al año corresponden a delitos no graves.
Desde el punto de vista positivo, es una forma de sustituir el encarcelamiento y que los infractores que están afectados por una cuestión de salud, la adicción a las drogas, no se mezclen con demás delincuentes que cometieron delitos de lesa gravedad.
Es una nueva oportunidad para ellos ya que si son candidatos al tratamiento, es posible detener el proceso penal que enfrenta y ser perdonado, sin antecedentes penales, si concluye el programa contra las adicciones. En nuestro país ya se ha aplicado la Justicia Terapéutica en algunas entidades como Estado de México, Chihuahua, Nuevo León, Chiapas, Durango, Morelos y Puebla.
Sin embargo, de acuerdo con la revista especializada Foro jurídico, en el derecho penal mexicano los operadores judiciales prefieren el uso de la prisión como principal herramienta en contra de las conductas transgresoras –aunque sean delitos menores– antes de considerar otras alternativas como el programa de tratamiento contras las adicciones.
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