Tanto hombres como mujeres tienen aspiraciones profesionales que entre sus principales miras se enfocan a obtener mejores puestos de trabajo e ir ascendiendo en su centro laboral; sin embargo, es más común que las mujeres hagan una pausa o que opten por abandonar esta meta, reveló un análisis del Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco).
El estudio señala que las mujeres que cuentan con una licenciatura o posgrado tienden a enfrentar un mejor panorama laboral que aquellas que cuentan con un menor nivel educativo y al igual que los hombres, las mujeres con mayores niveles de escolaridad tienden a estar empleadas en la formalidad, lo que se asocia con mejores condiciones laborales, acceso a prestaciones y certidumbre jurídica.
En este sentido, destaca que de acuerdo con datos del tercer trimestre de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), siete de cada 10 mujeres que cuentan con un posgrado tienen un empleo formal en comparación con dos de cada 10 mujeres que estudiaron hasta primaria.
A pesar de que las mujeres están preparadas, no acceden a las mismas características de empleo que sus pares del otro sexo. Por ejemplo, las mujeres con al menos licenciatura representan alrededor de un cuarto del total de funcionarios y direcciones, puestos de mayor jerarquía dentro de los centros de trabajo. Esto en parte puede explicar que ellas tengan ingresos mensuales promedio 25 por ciento menores que los de los hombres con la misma preparación, según los últimos datos de la Encuesta Nacional de Gastos e Ingresos en los Hogares (ENIGH).
El estudio revela que la trayectoria profesional de las mujeres podría verse limitada por una menor confianza en sí mismas y por la necesidad de recortar horarios o cargas laborales, ya que en ellas recae una mayor proporción de las tareas del hogar y de cuidado.
Entre los hallazgos que el análisis del Imco encontró destaca que la trayectoria profesional de las mujeres podría verse limitada por una menor confianza en sí mismas y por la necesidad de recortar horarios o cargas laborales, ya que en ellas recae una mayor proporción de las tareas del hogar y de cuidado.
Con respecto a la confianza en sí mismas, el sondeo del Imco muestra que más mujeres (52 por ciento) que hombres (38 por ciento) reconocen dudar sobre la calidad de su trabajo. Además, la proporción de mujeres que evita realizar tareas complejas o nuevas por miedo a fallar es 1.6 veces mayor que la de hombres, y por otro lado, el 65 por ciento de los hombres consideran exitosas sus negociaciones salariales, en contraste con 56 por ciento de las mujeres.
En lo referente a cómo interviene el factor de los cuidados en el cambio de la trayectoria de crecimiento profesional, se encontró que ocho de cada 10 madres que hoy están en la fuerza laboral ajustaron sus cargas de trabajo u horarios laborales, en contraste con la mitad de los padres, y que el 29 por ciento de las personas encuestadas pausó su carrera profesional por motivos personales. Esta proporción aumenta en el caso de las mujeres casadas (44 por ciento) y para las madres (51 por ciento).
Los resultados de la encuesta del Imco muestran que la subrepresentación de mujeres en el mercado laboral no se debe a una falta de preparación ni de aspiración profesional. Hay otros factores que influyen en su crecimiento profesional como la falta de confianza y compatibilidad de las condiciones laborales con las responsabilidades de cuidados.
El Imco considera que para lograr que más mujeres permanezcan en el mercado laboral y lleguen a puestos de mayor jerarquía, es necesario elevar el nivel educativo de las mujeres y adaptar los entornos laborales para que sean más inclusivos.
Derivado de su estudio, el Imco considera que es necesario promover la educación formal y continua para que más mujeres participen en sectores y ocupaciones en los que están subrepresentadas y que tienen mayor remuneración. Entre estas acciones se podrían contemplar opciones de cuidados para las madres que estén estudiando y no tengan acceso a centros de atención infantil.
Asimismo, cree conveniente ofrecer flexibilidad de horarios y espacio de trabajo para todos los colaboradores, hombres y mujeres, con el fin de no reforzar roles de género ni perjudicar el crecimiento profesional de las mujeres. De esta forma, ellas pueden aumentar su participación económica y los hombres pueden tener un rol más activo en los cuidados.
Además, señala que es importante diseñar programas corporativos de reclutamiento para atraer el talento de mujeres y hombres que pausaron su carrera profesional. Estos programas empiezan con capacitaciones para actualizar habilidades, aprender sobre nuevas tecnologías y conocer avances en su campo que surgieron durante su ausencia. Después, ese grupo es elegible para concursar por una vacante en igualdad de circunstancias.
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