Andrea Kenya Sánchez Zepeda, académica de la Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS) de la Universiad Nacional Autónoma de México (UNAM), aseguró que actualmente las mujeres han decidido postergar su maternidad hasta casi los 40 años, por factores económicos, de crianza, autodeterminación, entre muchos otros.
En el mes de las madres, la académica destacó que el retraso de la maternidad se debe a un fenómeno del mundo occidental y recalcó que es una tendencia que se concentra en las grandes ciudades y no se da en realidades semiurbanas, donde la situación es contraria, pues el embarazo adolescente es persistente y va al alza.
De acuerdo con el Censo de Población y Vivienda 2020 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), indicó que en México había 35 millones 221 mil 314 madres, quienes tienen de 15 años en adelante y en promedio, cada madre mexicana tiene 2.2 hijos.
Sánchez Zepeda destacó que las mujeres en la actualidad piensan mucho en la crianza y maternidad, pues indican que no solo quieren tener hijos porque sí, sino que quieren cumplir al 100 por ciento y comprometidamente con la crianza y maternidad de los niños, por ello suelen esperar hasta casi los 40 años, cuando su vida es más madura.
Además, recalcó que el decirles a las mujeres el típico dicho “¿qué no tienes miedo a quedarte sola?”, es equivocado pues desde antes de su nacimiento, se atribuyen responsabilidades al hijo o hija, cuando no necesariamente al tener hijos, las mujeres son acompañadas en la vejez, pues hay muchas mujeres con hijos en el abandono y soledad.
La experta destacó que muchas mujeres antes de los 38 o 42 años piensan en que quieren viajar, estudiar una maestría, trabajar más su vida laboral y al llegar a una edad más adulta ellas mismas piensan que han alcanzado una estabilidad emocional y económica y es un momento adecuado para tener un hijo y darle una buena crianza.
“A esta edad ya sabes lo que hiciste y lo que falta por hacer”, comentó Andrea Kenya Sánchez y recalcó que el que las mujeres decidan ser madres a edades más tardía de lo que se acostumbraba, se asocia con la plenitud que las mismas encuentran a esa edad, pues abandonan miedos, prejuicios y pensamientos de la juventud.
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