Empresarios y obispos de todo el país participaron en un encuentro de tres días en el cual analizaron la situación económica, social y política del país y se comprometieron a impulsar acciones conjuntas con autoridades de los tres niveles de gobierno, empresas e integrantes de la sociedad civil para atender las necesidades de las comunidades y generen un desarrollo equitativo.
En la reunión –convocada por la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), la Unión Social de Empresarios de México (USEM) y la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex)– se reconocieron tanto los desafíos como las oportunidades que enfrenta actualmente el país y se enfatizó la necesidad de reconstruir el tejido social y mejorar las condiciones de vida de los mexicanos.
La reflexión incluyó un reconocimiento del cambio de época y la necesidad de entender el signo de los tiempos, considerando el impacto de la tecnología en la vida diaria y la creciente polarización que ha debilitado el tejido social, en torno a este último punto se invitó a promover el perdón, la reconciliación y la construcción de espacios sólidos de convivencia humana que contrarresten el avance del odio y promuevan una visión de realismo con esperanza.
Durante el evento, denominado Encuentro Nacional Obispos con los Empresarios de México. Reflexionando por México: Juntos por la Seguridad, la Justicia y la Paz, los participantes trabajaron en mesas de análisis y escucharon propuestas y resultados de acciones realizadas en diferentes comunidades, con miras a un desarrollo inclusivo para todos sus habitantes.
Asimismo, urgieron a establecer condiciones de seguridad y justicia ya que son dos de los mayores retos que enfrenta el país, por lo que convocar a participar de la Agenda Nacional de Paz, un instrumento derivado de diálogos previos que sigue siendo fundamental hoy en día.
Por otra parte, los asistentes al evento coincidieron en que la pobreza no se combate de manera aislada, sino mediante la creación de auténticas comunidades basadas en una cultura del encuentro, que promueva alianzas entre Iglesia, empresas, universidades, sociedad civil y gobiernos. “Estas alianzas, al basarse en la unidad, buscan generar un impacto colectivo que atienda de manera integral las necesidades de las comunidades y permita un desarrollo equitativo”.
En el encuentro se presentó el Semáforo de Desarrollo Inclusivo, un instrumento de diagnóstico diseñado para identificar de manera local las prioridades de cada comunidad en términos de paz y combate a la pobreza multifactorial.
Este semáforo permitirá evaluar las condiciones a nivel parroquial y territorial, determinando las áreas de acción con base en indicadores que clasifican el desempeño en tres categorías: verde para variables con resultados satisfactorios, amarillo para aspectos que requieren mejora y rojo para áreas en situación crítica.
Los hallazgos y experiencias de los proyectos piloto implementados en las ciudades de Mérida, Chihuahua, Guadalajara, Puebla y Celaya fueron expuestos por los responsables de cada localidad. La metodología del Semáforo de Desarrollo Inclusivo permite sistematizar la información de manera comprensible, facilitando su acceso a las personas involucradas.
Este instrumento servirá para cumplir con el principio fundamental de la herramienta: que las comunidades sean protagonistas de su propio desarrollo al entender y apropiarse de los resultados del diagnóstico en el que participaron activamente.
¿Crees que si se fomenta la unidad, el trabajo digno y la paz, México puede salir adelante del encono de pobreza e inseguridad?
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