El aislamiento social es aversivo para todas las especies y la soledad percibida por el ser humano “es el componente psicológico subjetivo de lo que estamos viviendo y se asocia con muchas consecuencias y enfermedades”.
Psicólogos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) afirmaron que el COVID-19 es una enfermedad que afecta el comportamiento social, en especial las interacciones socioemocionales, que son sumamente importantes para la calidad de vida, vulnerabilidad y resiliencia de los individuos.
Benjamín Domínguez Trejo, de la Facultad de Psicología de la UNAM, afirmó que el aislamiento social es aversivo para todas las especies y la soledad percibida por el ser humano, “es el componente psicológico subjetivo de lo que estamos viviendo y se asocia con muchas consecuencias y enfermedades”.
Durante la conferencia Pandemia, su impacto ¿Psicopatología o adaptación humana?, el especialista detalló que durante la emergencia sanitaria el ser humano ha enfrentado diversas situaciones, pero la que más llama la atención es el contacto social restringido que ha existido para prevenir contagios de SARS-CoV-2.
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“Se ha modificado la manera en que comemos, trabajamos, compramos, hacemos ejercicio, nos organizamos, protegemos nuestra salud, socializamos, compartimos tiempo libre y todo ello a un ritmo de transformación sin precedente”, comentó Domínguez Trejo y subrayó que la psicopatología y otros elementos deben usarse para estudiar lo que sucede.
El psicólogo indicó que muchos especialistas se han interesado en las relaciones entre los procesos de adaptación del sistema inmunológico, en particular la respuesta inflamatoria, y el apoyo social, en el papel que juega la capacidad de resiliencia o de superar los problemas y adversidades, y la relación importante entre estresores psicológicos y su impacto en el funcionamiento cognoscitivo, todo relacionado con la temperatura de nuestro cuerpo.
Finalmente, Benjamín Domínguez expresó que el desafío para los especialistas es comprender la naturaleza de las diferencias interindividuales, que se asocian con el género, cambios hormonales, genéticos, etcétera. “Identificar predictores de tales diferencias para diseñar intervenciones personalizadas, el estrés del confinamiento afecta a las personas diferentes”, aseguró el especialista.
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