“Los ciudadanos no deberían que desembolsar un dinero extra por algo que el gobierno debe proporcionar en cantidad y calidad suficientes a través del Sistema de Aguas de la Ciudad de México (Sacmex)”, indicó Delia Montero, investigadora de la UAM-Iztapalapa.
México ocupa el primer lugar a nivel mundial en consumo per cápita de agua embotellada, durante la pandemia de CODIV-19 en Ciudad de México hubo un incremento del 140% en el consumo del vital líquido, es decir, que de dos o tres garrafones semanales por familia se pasó a cinco o siete por el confinamiento, señaló la doctora Delia Montero Contreras, investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
La alcaldía Iztapalapa registra un consumo de 575 litros por persona al año, donde los hogares destinaban un promedio de 226 pesos mensuales y ahora de 546 pesos en los meses de encierro debido a la incapacidad del organismo operador de proveerla potable. Mientras que en la alcaldía Gustavo A. Madero, durante la pandemia, cada hogar destinó 435 pesos a dicho bien.
Según datos de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), en el país el consumo promedio de agua por persona es de 380 litros de agua al día. La investigadora de la UAM-Iztapalapa mencionó que dentro de un hogar, en ocho de cada diez ocasiones en que se utiliza el agua embotellada, 64% de las veces es para beber y 36% es para cocinar.
“Los ciudadanos tienen que desembolsar por algo que el gobierno debe proporcionar en cantidad y calidad suficientes a través del Sistema de Aguas de la Ciudad de México (Sacmex). Por lo que, si comparamos la tarifa en Iztapalapa, que es de 106 pesos, con la de aquella demarcación [Gustavo A. Madero], 159 pesos, y lo que gastan en la envasada, ésta última resulta 2,500 veces más cara”, explicó Montero Contreras.
Durante una conferencia “El agua embotellada y el Covid-19”, la académica del Departamento de Economía de la UAM-Iztapalapa detalló que este aumento se ha combinado con el desempleo y la disminución del ingreso, lo que agrava más la situación en los segmentos sociales más pobres.
“Los gobiernos local y federal deberían proporcionar vales para la adquisición del vital líquido, con el fin de ayudar a afrontar esta situación, sobre todo en los casos de quienes han perdido el empleo”, sostuvo la académica universitaria.
Según un informe del Banco Mundial en algunas regionales la escasez de agua agravada por el cambio climático podría tener un costo de hasta 6% del Producto Interno Bruto (PIB) de un país, y además incentivar la migración y causar conflictos sociales.
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