La Procuraduría Federal del Consumidor (PROFECO) es el órgano que protege y hace valer los derechos del consumidor dentro del territorio nacional, con la única finalidad de garantizar relaciones comerciales equitativas para fortalecer la cultura de un consumo responsable y de calidad.
¿Si alguna vez has escuchado la expresión? “Dar gato por liebre”, seguro que sí, pues refleja una práctica constante entre la relación del consumidor y el vendedor; la frase refiere un engaño de manera deliberada, al ofrecer y dar un artículo o algún servicio diferente al contratado, pero hacerlo pasar como si tuviera las mismas características.
Para evitar este tipo de prácticas desleales, en 1976 se promulga la Ley Federal de Protección al Consumidor (LFPC), que dio paso a la creación de la PROFECO como institución encargada de defender los derechos de los consumidores, prevenir abusos y garantizar relaciones de consumo justas.
La PROFECO procura y representa los intereses de los consumidores, a través de acciones, recursos, trámites o gestiones de un grupo o persona en particular ante autoridades jurisdiccionales y administrativas.
La Procuraduría actúa como perito, consultor en materia de calidad de bienes y servicios, realiza estudios de calidad, tramita, concilia y resuelve quejas y denuncias, emite resoluciones administrativas, ejecuta registros de contratos, verifica y vigila normas oficiales, pesas, medidas y garantías de normas oficiales mexicanas.
La inherente necesidad de tener una procuración que proteja y dé certidumbre a los ciudadanos de poder realizar compras y contratar productos de calidad, es muy importante, entendiendo que la mejor forma de desarrollo de un país, es la democratización y la independencia de todo sector público.
En 2004 se realizó una reforma a la Ley Federal de Protección al Consumidor, fortaleciendo labores de educación respecto a la importancia de una buena relación de consumo, además se ampliaron sus facultades de verificación y vigilancia, por último, se modificó el procedimiento conciliatorio y las sanciones administrativas.
En 2018 se publicó en el Diario Oficial de la Federación una reforma de ley en materia de protección al consumidor, está ley básicamente busca dar certeza y seguridad jurídica en las relaciones entre proveedor y consumidor a cargo de la PROFECO.
La PROFECO se convirtió en una autoridad fiscal, con ello las multas que emita este órgano serán consideradas créditos fiscales, con esto ahora la procuraduría puede autorizar embargos precautorios cuando tenga indicios de que el contribuyente realice artimañas para no realizar los pagos de las multas correspondientes.
Tan sólo en 2017 la PROFECO recibió 170 reclamos durante el Buen Fin, donde las motivaciones más frecuentes fueron quejas por parte de los compradores, porque el vendedor no respetaba los precios exhibidos, no respetaron las ofertas o promociones señaladas, recibieron información o publicidad engañosa como gancho para que el comprador acudiera a las tiendas acusadas, además de condicionar o negar alguna venta.
Durante estas 170 acusaciones, 130 fueron concluidas y una de las empresas afectadas fue Soriana, que debió vender 8 mil pantallas en un precio de $10.99.
Este caso llama la atención, pues durante el gobierno de Enrique Peña Nieto (EPN), Soriana recibió 880 contratos por 7 300 438 274 pesos. Por lo que la actuación autónoma de la PROFECO con certeza jurídica y resolución favorables a los consumidores en 2017, es un ejemplo de la importancia de que organismos como éste respondan a su razón de ser y no a los intereses de un gobierno en particular.
A 6 años de su creación, la PROFECO contaba en el año 1982, con 32 oficinas en las principales ciudades del país, sin embargo, después de después de 37 años, la procuraduría ya cuenta con 32 delegaciones y 19 subdelegaciones, teniendo un total de 51 oficinas.
También cuenta con canales más sólidos de comunicación utilizando todos los medios actuales de información, cuenta con una revista mensual, revista web, un programa de TV por internet y un número de atención al consumidor.
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