Desde el punto de vista de los derechos de la víctima, el sacerdote José Miguel Machorro debe ser protegido, y su defensa puede solicitar el dictamen médico pericial del atacante a fin de conocer los resultados, y en su caso tener la oportunidad de impugnarlo, además de requerir hacer su propia valoración, afirmó, el Presidente de la Comisión Mexicana de Derechos Humanos (CMDH), Abel Flores Ramírez.
La tarde del jueves el juez de control Alejandro Cruz Sevilla encargado del caso de la agresión al padre dentro de la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México, acaecido el lunes por la noche, declaró al indiciado Juan René Silva Martínez inimputable debido a que de un peritaje de la Procuraduría de Justicia de la CDMX se desprendió que padece un desorden mental.
No obstante, el presidente de la CMDH aclaró que “si efectivamente la persona es inimputable, el Juez actuó conforme a Derecho”, y destacó que en materia de derecho penal se sancionan las conductas, no a las personas, así que el punto es determinar si existió propiamente una conducta, ya que si la persona tiene un trastorno psicológico, no fue un movimiento voluntario, es decir no hay conducta.
Señaló que existe un procedimiento en materia penal para los inimputables, si bien es cierto que a este tipo de personas no se les puede castigar, insistió, lo que debe hacerse es que el Estado garantice que la persona no sea un riesgo para la sociedad, además de proteger a la víctima que sufrió el ataque. Sin embargo, si se le impone una pena no cumpliría sus fines de reinserción social sin importar si es una pena de prisión o una multa no tendría ningún efecto, sino más bien lo que procede es una medida cautelar para que no vuelva a ser un riesgo, indicó.
El sacerdote debe ser protegido, y es representado tanto por el Ministerio Público, como por un asesor jurídico, externo o de oficio, quienes pueden solicitar el dictamen sobre el agresor para conocerlo y en su caso impugnarlo además de requerir hacer su propia valoración, indicó Flores Ramírez.
Imponer una pena sólo para castigar contraviene el derecho humano, ya que su finalidad última es la reinserción social, concluyó.
Juegos de extrema violencia
Derivado de la investigación de la personalidad y pasatiempos de René Silva Martínez, quien el pasado lunes apuñaló en por lo menos tres ocasiones a un sacerdote en el altar principal de la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México, se desprendió que era aficionado al videojuego Assasin´s Creed, en el cual uno de los retos es asesinar a sacerdotes.
Al respecto, Alejandro Islas, colaborador de A Favor de lo Mejor aseguró que no es recomendable que una persona que padece algún trastorno psicológico tenga exposición a videojuegos con altos índices de violencia. Sin embargo, señaló, este videojuego que contiene mucha violencia, no es realista, sino muy fantasiosos, ya que el personaje viaja en el tiempo, y tiene poderes sobrehumanos, a diferencia de otros títulos que sí se plantean en la realidad como Grand Theft Auto.
Islas indicó a los padres de familia que las clasificación de los videojuegos es muy importante, ya que son producidos en otros países en donde las calificaciones son estrictas, por lo que no hay que ignorarlas.
El representante de A favor de lo Mejor recomendó que los padres revisen la clasificación de los títulos de los videojuegos, que las hay para mayores de 12, de 15 y hasta de 18, ya que el contenido de estos puede ser violento, con implicaciones sexuales, entre otras cuestiones más que pueden afectar a los menores de edad.
Las clasificaciones se pueden observar en las portadas de los juegos, y los que se encuentran en línea, normalmente si son de alta producción por lo que inclusive se requiere pagar para acceder a la plataforma para utilizarlos, lo que permitiría que los padres tengan oportunidad de revisar las eventuales clasificaciones o advertencias sobre el juego, señaló Islas.
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