Un delegación de seis obispos, encabezada por Daniel N. DiNardo, arzobispo de la diócesis de Galveston-Houston y presidente de la Conferencia Nacional de Obispos Católicos de Estados Unidos, visitó este domingo y lunes centros de detención y de procesamiento de menores migrantes en McAllen y Brownsville.
“Nuestra visita fue pastoral en naturaleza”, explicó DiNardo en una conferencia de prensa este lunes en la Basílica de Nuestra Señora de San Juan del Valle, en la comunidad de San Juan, al oeste de McAllen. “Tuvimos dos días completos, muy hermosos, pero en algunos momentos dolorosos”, refirió.
DiNardo relató su impresión al visitar dos centros de detención de menores migrantes. Dijo que aun cuando los menores están siendo bien tratados, se sienten extraños en un lugar extraño.
“Cuando pasas por algo como esto, hay un elemento real de drama que te pasa a ti, es algo que puedes ver cuando hablas con los niños; algunos han sido traumatizados”, afirmó.
“Los niños necesitan ser reunidos con sus padres, es urgente; debe hacerse, se está haciendo, pero hay complicaciones”, señaló DiNardo.
Los obispos celebraron este lunes una misa en el Centro Southwest Key Casa Padre, en Brownsville, considerado el mayor centro de detención de menores migrantes de todo el país, al albergar a unos mil 500 niños.
“Fue un bonito momento de oración”, dijo el arzobispo José Gómez, de la diócesis de Los Ángeles. “Obviamente cuando tenemos niños en las misas, estos están con sus padres pero no aquí”.
Gómez dijo que los obispos “fuimos a darles algo de esperanza y hablarles de la importancia de la presencia de Dios y a entender lo triste que están sin sus padres”. El arzobispo dijo que la reunificación de las familias se debe dar con urgencia.
Gómez añadió que es posible hacer una reforma migratoria que ponga fin a este tipo de situaciones dolorosas como la separación de familias. “Debemos trabajar juntos, entender y encontrar soluciones, sería mas fácil proteger las fronteras”, señaló.
El sistema de inmigración vigente en Estados Unidos es disfuncional, hasta el punto en que hacer cumplir las leyes actuales conduce a “nuevas injusticias y crueldades”, comentó.
Gómez dijo que lo único que ayudará, presionar al Congreso para que apruebe una “solución de sentido común y compasión a la inmigración”.
Pero esto no puede suceder, si los políticos de ambos partidos usan la inmigración como un “problema ganador” que lleva a las personas a las urnas. Mientras este sea el caso, nadie estará motivado para hacer un cambio real, afirmó.
“Lo que estamos esperando es que los políticos tengan el coraje de hacer lo correcto”, dijo. “Y hemos estado esperando durante 25 años”.