La vida de la Iglesia está en las parroquias, en Roma sólo una parte, señaló el periodista Andrés Beltramo.
“No nos subestimen” los jóvenes no estamos para que nos tengan entretenidos sino para ser formados como agentes de cambio, señaló Corina Fiore Mortola Rodríguez, única auditora mexicana en la Asamblea General del Sínodo de los Obispos que trató el tema de “Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional”, que se llevó en El Vaticano del 3 al 28 de octubre.
Mortola Rodríguez participó de una conferencia de prensa conjunta con el periodista Andrés Beltramo, quien ejerce su profesión de periodista en Roma.
“Los jóvenes no consideran a la Iglesia como un punto de referencia”, señaló Beltramo y el Sínodo lo que buscaba era responder esa cuestión.
Indicó que se analizaron las razones, algunas de las cuales parten de la misma Iglesia, otras de un problema de comunicación en la transmisión de sus mensajes, y otras de los mismos jóvenes ya que hay a quienes realmente no les interesa, pues también la cultura les inculca un desinterés general.
Mencionó que los puntos más importantes del Sínodo no se encasillan en un lugar dentro del documento sino que permea en diversas partes del mismo.
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“Los jóvenes exigen a la Iglesia una escucha y la exigen porque no la encuentran”, comentó Andrés Beltramo y agregó que los jóvenes se enfrentan a situaciones que son más grandes que ellos y están confundidos pues no encuentran atractivo en muchos mensajes que la Iglesia les propone.
El periodista también señaló que el Sínodo “fue un reconocimiento de la fuerza dinámica de los jóvenes” la cual en ocasiones es tan dinámica que no se puede controlar. De hecho hay jóvenes que sí quieren estar en la iglesia, reconoció Beltramo.
Inquietudes juveniles
Un tema importante del Sínodo fue el mundo digital, la Iglesia tiene que estar ahí porque es donde están los jóvenes, señaló el reportero.
Por su parte Corina Fiore indicó que los padres sinodales también rectificaron su visión de este ámbito al no satanizarlo. “Sí hay cosas de peligro pero también muy benéficas”, señaló.
Beltramo acotó que el Sínodo también trató del lugar que la Iglesia le asigna al joven, como es su recorrido en la Iglesia, con la Iglesia y sin la Iglesia, de su autopercepción, de su lugar en la sociedad.
Indicó que en ese aspecto se halla el tema de la sexualidad, del cual es importante recuperar su valor profundo que es liberador, pero que por ciertas malas praxis y prejuicios ocasiona una gran culpa.
En este sentido, Corina Mortola enfatizó que para muchos jóvenes lo que propone la Iglesia en este tema les parece un estándar muy alto porque no lo comprenden, ya que sólo se les dice el no sin ofrecerles mayores razones.
La comunicación en el tema está mal dirigida o por tabúes o porque no se quiere hablar del tema, y los jóvenes se alejan, mencionó Mortola Rodríguez.
Señaló también que hubo un tema que faltó en el Sínodo y fue el del noviazgo. Mencionó que si hay tantos divorcios es porque nadie les enseña a tener un buen noviazgo que les permita poder formar una buena familia.
Caminar juntos
Mortola Rodríguez destacó que muchos jóvenes van caminando pero no ven a Jesús, aunque está ahí como los discípulos de Emaús.
Vemos que muchos jóvenes tiene la inquietad de ayudar, de salir al otro sin importan ninguna condición, es importante que la Iglesia esté con ellos porque no pueden hacerlo solos, que sientan las presencia de Jesús junto a ellos, dijo Corina Fiore.
Destacó que estamos en una transición de la escucha del corazón, una escucha sincera, auténtica que se haga porque te importa el otro, no para usarte, señaló.
Como una necesidad importante, la joven auditora mencionó la falta de directores espirituales que sean testimonios reales, que acompañen los jóvenes y que estén bien formados. Corina señaló que los jóvenes necesitan una conciencia bien formada, la que les ayudará, por ejemplo en el tema de la sexualidad.
Subrayó que no queremos sacerdotes “santitos”, porque cuando se caen hacen mucho daño, queremos personas reales, que lloran, sufren y son alegres.
La vida del Sínodo, el post Sínodo
Mortola Rodríguez comentó a los representantes de los medios de comunicación que percibió que estos sínodos, el de la familia y de los jóvenes son consecutivos, porque muchas cosas que se vieron en el de la familia repercutieron en el de los jóvenes.
“El documento es para rayarse”, dijo Corina Fiore, ya que es una visión global, pero debemos ver cómo aplicarlos a la realidad en México, en mi ciudad etc., por ello es muy importante el post Sínodo, que llevará las repercusiones de estos trabajos.
Beltramo señaló que los actores del Sínodo deben de transmitir lo que pasó en la Asamblea, porque los medios son limitados y no pueden comunicar todo lo que ahí ocurrió, además la comunicación testimonial nos libra de estar siempre mediatizados.
Vida de la Iglesia, secularización
Beltramo señaló que reportar desde Roma le da una ventaja pero tiene una desventaja, es decir, tiene una mirada panorámica eclesial, sin embargo, subrayó que esa no es la vida de la Iglesia, sólo es una parte, por ello enfatizó que la vida de la Iglesia está en las parroquias.
Señaló que acudir a la Iglesia es una decisión de cada uno, que las luchas macro podrían ser un factor que influya pero no cambian la vida de la gente, sin embargo, sí se cruza por su camino una persona o un grupo concreto esto se convierte en un elemento de decisión.
Comentó que las soluciones se dan en las comunidades, en las actitudes del sacerdote, de laico, de la secretaria, etc.
Enfatizó que nos preocupamos demasiado por lo que se dice desde Roma, pero no en el vecino que se está divorciando y a quien podemos dar una mano, nos ocupamos mucho en publicar comentarios diciendo que “el papa es un hereje, que tiene que dar marcha atrás”. No obstante, agregó que el protocolo de acceso al cielo no es tener y publicar blogs sino las bienaventuranzas y las obras de caridad.
Alertó sobre el protagonismo porque lo importante no son los jóvenes presentes en el Sínodo sino los millones que se verán impactados por él.
“Hay que dejar de ser cobardes”, sentenció Mortola Rodríguez, dijo que detrás del “siempre se ha hecho así” hay miedo. Miedo de atrevernos a conocer otras posturas. “Se nos olvida la caridad” y la gente termina alejándose, señaló Corina.
Enfatizó la necesidad de formar bien a los jóvenes, porque si sólo nos concentramos en la sensiblería habrá una crisis cuando llegue un momento de desolación.
Sobre el clericalismo comentó que a veces está más fuerte entre los laicos que entre los propios clérigos.
Afirmó que ir a un Sínodo no es un mérito, no es algo que se busque y se logre. Agregó que todos debemos reconocernos como personas. En este sentido señaló que los obispos están lejanos porque no nos acercamos los fieles; pueblo y obispo debemos salir al encuentro uno de otro.
¿A quién seguimos? ¿A Jesús, a otras personas?
Sobre el particular la auditora y el periodista alertaron sobre el tomar partido en las comunidades. Corina Mortola comentó que en el Pre Sínodo sus compañeros le cuestionaron a cuál movimiento pertenecía o en qué pastoral colaboraba, pero al responder que a ninguno la ignoraban.
Sobre su experiencia con el papa Francisco, Corina comentó que ella quería hablar con él, discutir algún tema de la Asamblea pero todos querían una foto, un video, la firma de un libro, etc.
No obstante, en un momento pudo darle un abrazo y el papa le pidió “dile a los jóvenes que no muerdo, que me gustaría platicar con ellos”.
Coria Fiore señaló que el papa “es un verdadero abuelo para nosotros” los jóvenes.
El mundo en un aula
Sobre la forma en que la auditora observó a sus coetáneos de otras parte del mundo, señaló que “en ideales estamos similares” por ejemplo la preocupación por el bien común, el medio ambiente, la paz, el salir al encuentro; pero cada región tiene problemas diferentes, no obstante indicó que la violencia es un tema importante en todo el mundo.
Los jóvenes auditores dijo, se dieron cuenta de que la discusión estaba centralizada en Europa, por lo que comenzaron a hablar de sus realidades locales, pero también de lo que ocurría en otros lugares del mundo, por ejemplo ella habló por Irak y Siria así como un joven de África lo hizo por México.
Mortola comentó que una de las chicas era agnóstica y aunque en los temas teológicos no se manifestaba empujó muchas cosas buenas. Señaló que los jóvenes no tienen problemas con el ecumenismo, como al parecer todavía lo tienen algunas cabezas de la iglesia.
Beltramo señaló que respecto de las edades, la mayoría de los auditores estaban sobre los 25 y hasta los 35 o 37 años, por lo que el documento es tan amplio que puede sin problema abarcar a aquellos que se encuentran en estas situaciones propias de la juventud.
Señaló que faltó abordar un poco la realidad de la adolescencia, pero que la reflexión no puede ser infinita y pensó que sería bueno un Sínodo de niños y adolescentes.
Corina Fiore indicó que no hace falta más catecismo sino darles seguimiento a los chicos, porque después de la confirmación no se les vuele a ver y reclamó que no se forma a los jóvenes para ser agente de cambio, sino para ambientar y cargar las sillas, incluso esa formación debería ser apta para participar en la política o en la economía.