El cardenal Norberto Rivera Carrera hizo un llamado a combatir el pecado de la corrupción a la que calificó como una “avaricia que en México es ya insoportable y desmedida” que daña a los menos favorecidos además de ocasionar millones de víctimas por el crimen y la pobreza.
Durante su homilía en la Misa Crismal de Jueves Santo y ante la presencia del nuncio apostólico, Franco Coppola, dijo que tal pareciera que ha desaparecido toda consideración y respeto por la dignidad humana debido a la violencia que ocasiona en nuestro país estragos espantosos, muertes atroces que ya vemos como cotidianas y no nos conmueven.
También descalificó el aborto al que llamó de drama de “inocentes que son desechados como una amenaza y cuya aniquilación ahora es vista, no como lo que es: un delito, sino como un derecho”.
Ante sacerdotes, diáconos y laicos, criticó el egoísmo de quienes viven en una insultante opulencia a costa de la miseria de millones de pobres que carecen hasta de lo más elemental.
“Es un pecado grave porque el dinero robado no es del gobierno, sino de los pobres, de los más necesitados, a quienes a causa de este despojo inmoral, no llegan los servicios indispensables de alimentación y salud”, subrayó.
Asimismo, mencionó que hoy en día existe un “pecado de la rebeldía de la criatura contra su Creador”. Una perversión que se le conoce como “ideología de género”, que niega un principio de fe fundamental, e incluso una verdad biológica de las diferencias entre hombre y mujer.
“La sexualidad nos viene dada como un don, no es una construcción social o mental por la que podamos hacer una elección caprichosa o patológica”, dijo.
Actuar y no callar
El Arzobispo Primado de México indicó que los sacerdotes no pueden quedarse sin actuar quedándose solamente observando cómo el mal y su ideología satánica empieza a contaminar a las familias, y sobre todo a los niños y jóvenes, sin prevenir la catástrofe.
Alertó que empieza a extenderse una contaminación con estas ideas viéndolas como progreso, incluso como derechos humanos, y simpatizando con ellas. “¡Cuidado con la corrupción de nuestra conciencia y la de quienes nos han sido confiados!”, indicó a los diáconos y sacerdotes reunidos en la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México en la Misa Crismal.
Rivera Carrera dijo que a pesar de las dificultades que se viven en la actualidad, nadie debe caer en el miedo, la desesperanza, el desaliento o la angustia por los problemas que nos rodean.
El cardenal exhortó a los representantes de la Iglesia Católica a anunciar la nueva buena al pueblo, “Cristo es el Alfa y el Omega, el principio y el fin, y nosotros, sus sacerdotes, debemos tener plena confianza en su victoria final. Queridos sacerdotes: fortalezcan a su pueblo con esta esperanza, no desfallezcan ni cedan al desánimo, no claudiquen ante el avance del mal y el triunfo de los malvados; anuncien y defiendan en todas partes la verdad del Evangelio”.
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