El T-MEC, nuevo acuerdo comercial entre Estados Unidos, México y Canadá, corre riesgo de no implementarse, a causa de las políticas de Trump.
El Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) está firmado por los 3 países norteamericanos; Canadá, Estados Unidos y México, con la finalidad de crear una zona de libre comercio para reducir los costos, promover el intercambio de bienes y las oportunidades de inversión entre los tres países.
Después de 24 años y a solicitud del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, el Tratado de Libre Comercio se revisó y restructuró; cambió de nombre a Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), se eliminaron tres capítulos y se le agregaron 10 nuevos acuerdos. El T-MEC tiene 34 capítulos que implican importantes cambios con respecto al TLCAN, principalmente en temas de contenido regional.
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Para Ernesto Carmona, analista político y profesor de la facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Autónoma de México, el TLCAN y el T-MEC son muy diferentes, incluso desde el nombre, aunque parezca obvio.
Carmona dice que retirar del nombre del acuerdo las palabras “libre comercio” desvirtúa el espíritu del documento, porque ésa era la esencia del tratado: un consenso entre los tres países para promover el libre mercado y el libre comercio como estrategia de desarrollo, así como eliminar aranceles y fronteras, para avanzar hacia la globalización.
Retirar del nombre la expresión “libre comercio”, lejos de promover el libre comercio, alienta un comercio regulado, permite la intervención y el protagonismo de alguna de las tres naciones, lo que en las reglas del libre comercio está prohibido porque la idea es que el estado tienda a retirarse de la actividad económica.
Esta gran diferencia entre el TLCAN y el T-MEC, a juicio del especialista, obedece al hecho de que el presidente Trump pretende conservar en todo momento la capacidad de anular el acuerdo. Incluso expresó que el TLCAN no tenía una fecha de término, mientras que el T-MEC estará sometido a revisiones cada 6 años y caducará después de 18 años.
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Dentro de los cambios que derivaron en el T-MEC, existe un reconocimiento directo e ineludible de que nuestros hidrocarburos son propiedad del Estado Mexicano, y se incluyen acuerdos sobre el comercio digital y el medio ambiente. Además hay capítulos sobre temas laborales, pequeñas y medianas empresas, competitividad, buenas practicas reguladoras y anticorrupción.
Ernesto Carmona sostiene que uno de los nuevos puntos que este tratado tiene, específicamente en materia anticorrupción, se debe a la influencia de los sindicatos norteamericanos y canadienses. Sostiene que las prácticas corruptas en nuestro país tienen una influencia directa en la competitividad desleal, gracias a la percepción de que es más fácil que empresas extranjeras se instalen en México, con menos regulación y mano de obra más barata.
Sostuvo que en general todo el apartado laboral se debe a la influencia de los sindicatos extranjeros, que se han visto afectados por la baja salarial en los empleados mexicanos, la corrupción y la poca competitividad.
Desde que Trump era candidato a la presidencia de los Estados Unidos anunció su intención de revisar y rediseñar el TLCAN por considerarlo poco productivo para los estadunidenses. Ya como presidente, Donald Trump ha tenido una forma desleal de negociar con todos los países, lo que a juicio del especialista político ha cambiado la forma de hacer política en el mundo. De hecho, esa práctica se ve reflejada en el T-MEC, lo que genera poca certeza en cuanto a la implementación del tratado. Al respecto recordó lo sucedido hace unas semanas, cuando Trump quería aumentar los aranceles a los productos mexicanos de forma ilegal porque el TLCAN aún era vigente, con la única intención de resolver sus asuntos migratorios.
“En política no se mezclaban los temas; si se negociaba sobre comercio, sólo se habla de eso, pero ahora Trump mezcla manzanas con mangos y negocia temas comerciales con migratorios, porque es lo que a él le conviene”, ejemplificó el especialista de la UNAM.
El T-MEC se negoció por 13 meses y se firmó el 30 de noviembre de 2018 en Buenos Aires, en el último acto importante del expresidente Enrique Peña Nieto. El pasado 19 de junio, el Senado de la República, ratificó y aprobó el T-MEC con 114 votos a favor, cuatro en contra y tres abstenciones, lo que nos convirtió en el primero de los tres países en ratificar el acuerdo.
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